Puntual y divina, como siempre. A las 9 en punto, apagón de luces y los nervios del público ya acariciaban a Laura Pausini que no se ha hecho esperar ni tres segundos. Con unos hombrecillos vestidos como si estuvieran en otro planeta, la cantante se ha estrenado con El primer paso en la Luna. Y enseguida se ha puesto el público en el bolsillo con la siguiente canción, Durar, de su nuevo disco. No ha sido hasta la tercera canción, sin embargo, que la italiana ha saludado a su público, con un "hola, Barcelona".

Eso sí, la timidez entre ella y el público se ha terminado de golpe cuando ha sonado Yo canto y la enloquecida de después con Emergencia de amor. Estaba tan contenta que se ha atrevido con el catalán "déu n'hi do cuanta gente somos". No ha sido el único guiño al público, sino una constante. Tanto que se ha bromeado con la pronunciación en catalán de 'Barcelona'.

"Esta noche estamos aquí para repasar 30 años de vida" y ha destacado que el concierto recoge todo el que ha vivido a la cantante durante los años de carrera. "Esta noche quiero que entréis profundamente a mi vida, en estas canciones que he escrito durante 30 años para explicaros quién soy realmente". En este sentido, ya ha advertido que es posible que el público no comparta todo lo que siente la cantante, pero asegura que "no pasa nada".

laura pausini concert barcelona cedida
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La Pausini más íntima

El concierto también ha tenido momento para la intimidad más profunda de la cantante. En el 2010, explicaba, hizo una pausa porque quería ser madre y no lo conseguía. En este sentido, ha dedicado unas canciones a las personas que se encontraran en esta misma difícil situación. Así Celeste y Nuestro amor de cada día.

El momento íntimo de Pausini y las confesiones se han acabado con la canción de Escucha Atento, que ha sido presentada como "eso es lo que pasaba antes de conocerlo", haciendo referencia a su marido. Una pieza que ha hecho vibrar y poner de pie el Sant Jordi de nuevo. Una sensación parecida cuando ha llegado Entre tú y mil mares, donde se ha asomado un trocito de canción en italiano, que el público ha seguido con los ojos cerrados.

laura pausini cedida
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Tal como ha prometido la cantante desde un inicio, el concierto ha servido para hacer un recorrido rapidísimo por sus 'hits' a más conocidos. Como si no nos hubiéramos amado, ha resonado potente y punzante. El público, entregadísimo, se ha sabido hasta la última coma de cada una de las canciones del repertorio.

laura pausini concert barcelona cedida
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La conexión con el público

La interacción con el público de Pausini ha sido constante. Después de cantar 'cumpleaños feliz' a uno de los asistentes que hacía años, la cantante ha preguntado: "¿Cuánta gente quiere que cante en italiano?". Y claro está, a más de uno le debe haber dado un salto el corazón -a quien escribe estas líneas, por ejemplo-. Pero la esperanza se ha desvanecido deprisa, y se ha cantado Primavera anticipada (en castellano). Eso sí, no ha sido un problema porque el público cantara en pleno pulmón y a ella se le escapara uno "t'estimo", después de Volveré junto en ti. Pausini no se ha olvidado tampoco ni de Surrender, ni de Con la musica en la radio.

laura pausini cedida
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El momento emocionante de la noche, ha llegado de la mano de Yo sí, donde Pausini ha acabado con lágrimas en los ojos. Canción ganadora de un Globo de Oro, y con la que ha enviado un mensaje de apoyo a las personas que sufren violencia de género, otro cáncer de esta sociedad y algo que conoce de primera mano. Ha aprovechado, también, para mostrar el gesto con la mano que sirve para pedir ayuda en caso de sufrir violencia de género.

laura pausini concert barcelona cedida
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'Se fue'

Como no podría ser de otra manera, la clausura ha venido acompañada de La Soledad y Se fue. Antes de entonar a La Soledad, Pausini se ha fijado en un miembro del público muy joven. Un bebé de meses que se ha atrevido a coger y que, según le han dicho, 'habían hecho' con su música.

Y el momento de la verdad (y las despedidas). Tras tres horas de concierto, luces casi apagadas y todo el público de pie entonando La Soledad con la linterna del móvil. Una canción que no podría provocar más caos. O sí. Se fue ha empezado a sonar sin piedad y con una intensidad que ha hecho temblar el suelo, para despedir un concierto con todas las letras, dejando al público sin voz.

La sensación al abandonar el Sant Jordi es de haber hecho un 'house tour' por el pisito de Laura Pausini. Desde los rincones más visibles y más expuestos hasta los más escondidos y secretos. De la vida de la cantante más pública, a la más íntima. Casi como un viaje interior que los asistentes han hecho repasando la propía cronología vital. Sacudirse los recuerdos antes de entrar, vaciar la cabeza y volver a llenarlo. Desde los momentos más amargos y tristes, hasta los más sensibles y vibrantes. Desde el desamor, hasta el amor más profundo. Cada canción evoca en Pausini un recuerdo. Y cada canción de Pausini, evoca un recuerdo en todos y cada a uno de los asistentes al concierto que vuelven a casa con una mochila repleta de emociones (y una lágrima que recorre la mejilla).