El paseo de Gràcia es uno de los ejes emblemáticos de Barcelona. Ha sido, desde siempre, una zona de paseo, para los barceloneses, pero también para los turistas. Es área de paso obligado para las grandes manifestaciones ciudadanas de cualquier signo. Y es, también, la zona cero de la economía catalana, donde se acumulan sociedades, notarios y abogados (y la misma bolsa). No es casual que sea la calle más cara del estado en el mercado de vivienda: el alquiler sube a 35,5 euros el metro cuadrado y el precio de compra de los locales comerciales puede llegar a los 30.000 euros el metro cuadrado. La tienda de Apple paga a Amancio Ortega 3,8 millones de euros anuales de alquiler. Conocer el paseo de Gracia es, en cierta medida, saber quién nos manda. El periodista Rafa Burgos ha publicado a Els amos del passeig de Gràcia. Una radiografia del poder (ed. Pol·len), un libro que nos conduce por los aspectos menos evidentes de esta vía barcelonesa, pero también por los secretos del poder económico y financiero catalán y mundial. El libro, magníficamente editado, cuenta con un prólogo de Roger Vinton, ilustraciones de Mercè M. Tarrés y unas fotos de contracubierta de Jordi Borràs.

Desmontando el paseo, casa por casa

La parte central del libro está constituida por unas fichas, con las que Burgos repasa los edificios del paseo de Gràcia, uno a uno, primero los números impares y después los pares. A cada uno de estos edificios, además de su situación en el mapa y a menudo una ilustración, se le dedican tres apartados: el primero está dedicado a su construcción y a la historia de la evolución de sus propietarios; el segundo, a sus elementos artísticos más destacados; y el tercero, el más extenso, al periodismo de investigación, a tejer las redes empresariales, financieras y políticas que se esconden tras los "amos" del paseo, unos personajes que Rafa Burgos define como "individuos discretos, pero con mucho dinero y mucho de poder".

Del oro de los indianos al capitalismo global

El repaso a la historia del paseo de Gràcia que hace Rafa Burgos nos permite visualizar el cambio en el poder ejercido en Catalunya. En los años 1860 el gran impulso de esta calle lo dieron los retornados de América: de Cuba, de México, de Argentina... Estos reinvirtieron sus beneficios procedentes de América en Catalunya (Burgos no lo explicita, pero había algunos que se habían lucrado con el comercio negrero: los Samà, los Goytisolo, los Vidal y Ribas...). Ellos, y otros burgueses catalanes, fueron los que convirtieron el nuevo paseo fuera de murallas en un emblema de su clase social. Era allí donde iban a presumir y a alternar, y donde se concentraron los centros de ocio para ellos. Ahora ya no queda mucho de aquel paseo burgués: la burguesía ya no va a "fer el merda" ("hacer el mierda", como se decía) en un paseo ahora marcado por la huella de la masificación y del turismo globalizado. Y, a su vez, los establecimientos comerciales del paseo se han volcado hacia los ricos visitantes de allende los mares: los establecimientos de lujo para los extranjeros han desplazado a los centros de ocio de la burguesía local. La propiedad de los mismos edificios cada vez más, va derivando hacia fondos de inversión transnacionales. El centro social de Catalunya se ha convertido en un parque temático a escala mundial.

Quién es quién

La gran aportación de este libro es revelar la densa red de relaciones que agrupa a los constructores, propietarios e inquilinos de las viviendas y locales de esta avenida. "Esta es la parte del paseo de Gràcia de que las guías de Barcelona no suelen hablar", explica Rafa Burgos. Burgos hace una ingente tarea de hemeroteca con el fin de situar a los personajes clave de esta vía y relacionarlos entre ellos en una gran telaraña (que enlaza directamente con La gran teranyina del poder catalán que denunciaba Roger Vinton). Y esta gran nebulosa del poder, en el paseo de Gràcia nos descubre muchas cosas sobre el país: hay conexiones económicas, obviamente, pero también familiares y políticas. Entre los propietarios hay relaciones múltiples: son primos uno del otro, o amantes, o ex pareja, o amigos, o empleados de, o colaboradores de... Forman parte de un mundo elitista que vive alejado del resto de ciudadanos. Entre ellos, obviamente, no hay ninguno mileurista. Pero en el paseo de Gràcia, además, empiezan a tener un papel importantísimo los grandes fondos de inversión. Burgos explica que compraron muchos edificios pensando instalar allí hoteles de lujo, pero que sus planes se vieron trastocados por la moratoria hotelera impuesta por el Ayuntamiento. Al fin, convirtieron estos edificios en apartamentos de lujo, y han conseguido, también, unos beneficios espectaculares.

A la sombra de Dark Money

Rafa Burgos explica que su investigación se vio muy marcada por la lectura de Dark Money, el libro de la periodista de investigación Jane Mayer sobre la financiación de la ultraderecha en Estados Unidos y la contribución empresarial a la victoria de Trump. Burgos se preguntó quién podía figurar como ejemplo del Dark Money en el caso catalán. Y enseguida pensó en la figura de los hermanos Gallardo, los amos de la farmacéutica Allmirall y de numerosas propiedades en el paseo de Gràcia. Unos hombres más bien discretos, como muchos de los propietarios de esta vía, sin embargo "con mucho dinero y con mucho poder", explica Burgos. Con la amnistía fiscal del ministro Montoro se supo que habían repatriado 112 millones de euros. Y no les faltan las conexiones políticas: han manifestado repetidamente su españolismo, y una de las hijas de los Gallardo, Susana, es ahora pareja de Manuel Valls.

El bunker de la españolidad

Repasando el libro de Rafa Burgos se puede constatar los vínculos entre los dueños del paseo de Gràcia y el establishment españolista. Muchos de ellos son declarados partidarios de la derecha unionista. Las sociedades de los propietarios de los edificio de esta vía figuraron entre las primeras al abandonar Catalunya tras el 1 de octubre. Muchos de los propietarios catalanes se han posicionado repetidamente en contra de la independencia.

El paseo de Gràcia más lúdico

El libro también dedica un espacio al paseo de Gràcia más mítico, el que aparece a la literatura, la calle por la que paseaban, amaban, se peleaban y odiaban a los personajes de Narcís Oller, Ignacio Agustí, Josep Carner, Mercè Rodoreda, Joan Maragall, Josep Maria Folch i Torres... O incluso dónde vivía un destacado poeta como Salvador Espriu. Una calle repetidamente presentada en la publicidad televisiva, y que también apareció en numerosas películas, catalanas y extranjeras. La verdad es que el paseo de Gràcia cada vez es más comercial y menos lúdico. Ya no hay cines, como el Publi, ni fast food, como La Baguetina Catalana. También han desaparecido establecimientos que figuraron a los anales de la ciudad, como el restaurante La Punyalada. Ni siquiera quedan los bares más canallas del Eixample, que tampoco lo eran mucho, como el Xampanyillo, situado en un discreto sótano del paseo. E incluso han desaparecido las tiendas elitistas más originales, como Vinçon. El paseo de Gràcia pierde personalidad y cada vez se parece más a cualquier gran avenida del mundo occidental, con las mismas tiendas con los mismo productos, y los mismos hoteles y apartamentos con los mismos huéspedes. Quizás, por eso, se agradecen tanto que Rafa Burgos, en las últimas páginas del libro, recupere a algunos de los elementos y personajes más peculiares de este paseo: las farolas, las losetas, el escultor Frederic Marés, el arquitecto Enric Sagnier... Una visión más próxima y humana del paseo, que complementa a aquella tan importante que dan la hemeroteca y las escrituras notariales.