Dice la biografía que acompaña Aliment (Club Editor), de Martí Sales, que al escritor barcelonés, como tantos de nosotros, de pequeño hizo sufrir de lo lindo a sus padres de tan mal comedor como era. Poco a poco, sin embargo, se fue haciendo mayor mientras se enamoraba –y la elección del verbo no es aleatoria– de la berengena, la alcachofa, los callos o las anchoas. Hoy día, asegura que todavía no ha conseguido comer hígado y ostras, pero lo está intentando. De momento y mientras se hace lo bastante mayor para apreciar el hígado en cebolla, en tiempo de foodies y cocineros intagramers, de MasterChef y menú degustación en restaurantes estrellados, el autor de Principi d'incertesa sorprende con un libro inclasificable en forma de diccionario que gira en torno a la comida y amor. Placeres que van de la mano de la A la Z guisados en forma de narración, de poesía, de diario o de rondalla, rehuyendo el lenguaje emperifollado de los sibaritas y apostando por la celebración de la vida.

"Empecé a cocinar. Por amor, pasé de la cocina de supervivencia –cualquier resto salteado con sobrasada o pan con aceite y sal y un trozo de queso seco: los amigos todavía se rien- al festín de los arroces los guisos. Por amor, aprendimos a hacer, por ejemplo, conejo en la cazuela o arroz negro, mejadra, maqluba, pan, rabo de buey, suquet de gatuna, pastel de limón o coca de espelta. Y nuestra biblioteca empezó a tener libros importantes que consultamos día sí, día también, como The Kitchen Diaries de Nigel Stater o Jerusalem d'Ottolenghi, la Historia de la alimentación de Flandrin i Montanari o The Art of Cooking de M.F.K. Fischer" escribe Martí Sales en la primera letra, la A, situándose de entrada bajo el patronazgo de dos de los escritores que más han escrito sobre la cocina en Catalunya, Josep Pla y Nèstor Luján. Precisamente Sales se confiesa en deuda con Luján, ya que gracias a la beca de escritura que le permitió escribir Alimento pudo fisgón una parte de los 12.000 libros del reconocido periodista y gastrónomo que se guardan en la Biblioteca de Catalunya. De él han querido imitar este interés por la cocina como una más las curiosidades e intereses vitales de quien sobre todo le interesa la vida en todas sus facetas.

"Aprendes a cocinar para amar "

"Aprendes a cocinar para amar, para dar placer, para gustar. Sin amor, no hay cocina, hay supervivencia" asegura Martí Sales. De hecho, el amor es el origen tanto del gusto del autor por la cocina, como de este Aliment: "Entre el amor y la cocina, entre la lectura y las amistades detonantes aterrizaba los hallazgos por escrito en entradas de diccionario de todo tipo y longitud y así se fue haciendo Aliment, con chup-chuxo y socarraet mientras nuestra casa de llenaba del olor ancestral del pan horneado. Si como decía Boeci el futuro es un invento de los enamorados, también este diccionario". La editora de Club Editor, Maria Bohigas reconoce en Sales –que dedica algunas páginas a la mítica casa de los editores y parientes– uno voluptuoso movido por la curiosidad y compara el libro con un banquete oriental, donde van aparecen platos diversos y sorprendentes.

De hecho, quien quiera acompañar Salas en un viaje donde, de paso y sin buscarlo podrá saber qué comíamos los catalanes por San Esteban antes de la llegada de los canelones, la historia del delicioso restaurante turco Çiya Sofrasi o se indignará por el hecho de que no tengamos ningún título en catalán de Maria Frances Kennedy Fisher, que a la prematura edad de nueve años descubre que "la mejor manera de crecer es comer y hablar tranquilamente con buena gente", tendría que acudir a Aliment, donde de la mano de su autor podrá subir la Montaña Pelada o trasladarse a La Habana, a través de unas páginas donde se mezclan algunos cuentos que se parecen quizás mucho al Rey Lear de William Shakespeare en versión culinaria, historias cazadas al vuelo a los mercados barceloneses y la detalles sobre la llegada de la patata a Europa. Así sí, no esperen ninguna receta. Este no es un libro de cocina, ni sus viajes los encontraréis en Trip Advisor.