Que Adriano Galante tenía en su ser mucha música era algo que hacía años que sabíamos. El músico es uno de los fundadores de la banda más atemporal, extraña y especial de la escena en Catalunya, Seward. Solo hay que escuchar Second Two: chapter home (2017) o el espacial remix de Begun (Kiruna) para ver todo lo que abarcan estos apátridas de las guitarras. Galante es un artista como ya no se encuentran: metido en todas y cada una de las batallas que hacen de la música algo más que producto. Pura acción sonora. 

Lo que han venido a demostrar temas como Un corazón que dice es que el autor también tenía una bis directa, menos mental y contemporánea. Comprometida igual. De otro modo. Más con las emociones, con la comunicación. Una bis capaz de llegar a públicos menos instruidos, menos acostumbrados a circuitos de nicho de la cultura (performance, artes interdisciplinarias, etc.). Y que era capaz de dar el salto a plazas más llenas sin perder por el camino ni ápice de discurso. 

adrian galante

Un corazón que dice es una caricia. Algo críptica en la letra por momentos, requiebra como una cueva volcánica. Pero fácilmente atrapa: todo se puede contar entre risas. Está dedicada a aquello que está por querer. Parece una autoconfesión: entre canciones, y con un poco de alegría, pueden decirse la gran mayoría de cosas. No hacen falta grandes arreglos, tampoco muchos remilgos: la canción popular se canta con poco, y cala hondo. La pieza la firma con B1n0, el productor de oído más internacional de la escena y colaborador acérrimo del artista. Y el tema se viste de James Blake, y de una voz que se esconde, como la del Bon Iver más electrónico. Y también de glitch y de ruptura, como hace la venezolana Arca, adalid de los pasajes transgresores y de los comeback a la calma. 

Lo que han venido a demostrar temas como Un corazón que dice es que el autor también tenía una bis directa, menos mental y contemporánea. Comprometida igual. De otro modo

Un corazón que dice es parte de una nueva forma de expresarse de Galante. Es parte de Toda una alegría, un disco dispar, que enlaza. Y que se vertebra en colaboraciones. La de B1n0 es solo una de ellas. También están Maria Arnal, Judith y Meritxell Nedderman, Tarta Relena, Ana Tijoux o Sílvia Pérez Cruz. Las canciones brillan a diferentes niveles. Y, aunque es difícil encontrar perlas en la arena, el músico tiene facilidad: Infinitivamente, junto al dúo de moda del pop catalán Pol Batlle y Rita Payés, tiene un compás templado, una cadencia risueña. Y una letra primaveral: “Bailar y quitarnos los males”. Pues eso.