Simone Biles se retiró de la competición por equipos y de la final individual de los Juegos Olímpicos de Tokio a principios de semana porque tenía que centrarse en su salud mental. Es posiblemente la noticia más inesperada y más importante de estos Juegos. Porque ya empieza a ser hora que hablemos de la salud mental sin tabúes. Porque solo hay que hablar un poco con los de tu alrededor para descubrir que la ansiedad y la depresión son parte del día de muchísimas personas. Muchas de ellas que no pueden parar para ponerse bien.

Te rompes un brazo y todo el mundo ve evidentísimo que no puedes trabajar, pero estate un mes de baja por ansiedad, que tendrás que ver cómo se te cuestiona incluso salir a tomar un café con los amigos. Porque todo el mundo sabe que solo puedes estar encerrada en casa llorando en un rincón de la habitación.

Hablar es muy importante, y poder hacer humor también. Sentir que aquello que sientes no es tan extraño, que lo que te pasa también le pasa a otra gente y que por mucho que sea mental e invisible, es una enfermedad. Normalicemos explicar que vamos al psicólogo, que sentimos ansiedad por la presión en el trabajo o que tenemos una mala época y no nos apetece ver a nadie. Hablemos y expliquémoslo.

Y para que eso pase, los referentes también tienen que hablar. Personas públicas como Simone Biles —o aquí la exalcaldesa de Berga Montse Venturós, que dejó la alcaldía explicando en una rueda de prensa que sufre una depresión— ponen el debate de la salud mental sobre la mesa y son imprescindibles.

La salud mental en ilustraciones

También es imprescindible hablar en nuestro día a día y tener presente la salud mental en aquellos mensajes que nos acompañan, estén en una taza cuqui o en las redes sociales. Nos pasamos el día amorrados al teléfono, qué menos que tener un poco de cuidado con lo que miramos. Basta de optimismo a ciegas, basta de frases preciosas que solo nos llevarán frustración, hablemos de cosas reales. Si estoy como una mierda, se dice y no pasa nada.

Gemma Correll es una ilustradora británica que eso lo tiene muy presente. Con sus ilustraciones narra la cotidianidad de la ansiedad y la depresión dentro de su día a día, normalizándolas y aportando un toque de humor. Una depresión tropical, el círculo vicioso de no poder trabajar por ansiedad pero a la vez sentir ansiedad por no estar trabajando o cuál sería la lista de canciones si tu ansiedad fuera un disco de música, son algunas de sus ilustraciones que recogemos a continuación.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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