El Ibex ha retornado a su escondrijo, que se encuentra en torno a los 8.600 puntos, después de un dato de empleo americano que no fue ni demasiado caliente ni demasiado frío. En Septiembre se crearon 156.000 puestos de trabajo, por debajo de las expectativas (170.000), y la tasa de paro ha subido del 4,9% al 5%.

Fue un dato semi-sólido, pero en un mercado apuntalado y dirigido por la Reserva Federal la economía real carece de importancia. Sólo valen las expectativas, de modo que Wall Street, tras conocer el dato, primero subió y luego se dio la vuelta. Las rentas salariales han crecido un 2,6% respecto al año anterior. El conjunto no es malo.

Pero no se ha cumplido el escenario fetén y eso no mola porque salta junto antes de que comience la campaña de presentación de resultados empresariales, que BlackRock no ve nada clara. Si no hay beneficios entre las empresas del S&P 500, la Reserva Federal se podría pensar si sube o no los tipos de interés. Esa disyuntiva favorece a Donald Trump.

Esta tarde -mañana en Washington- el G-20 ha indicado que ve más riesgos por la incertidumbre política. El oro ha subido un 0,33%, hasta 1.258,75 dólares. Hasta el petróleo Texas ha caído a 53,33 dólares.

Además, el Gobierno alemán ha trazado un escenario de repliegue de su economía debido a "un entorno exterior muy complicado", según Sigmar Gabriel, vicecanciller y ministro de Economía.. 

Mario Draghi ha dicho a su vez que el BCE puede extender la compra de activos más allá de marzo de 2017, que era inicialmente la fecha de su finalización. El euro ha subido a 1,1181 dólares.

En el Ibex, a excepción de Caixabank, ha sido un mal día para la banca. En cambio, al sector de materiales básicos, como ArcelorMittal y Técnicas Reunidas, le ha ido bien. El mercado puede entrar ahora en una fase de volatilidad. Como decía la canción, sólo se hace camino al andar. Y ahí te veo.