Los lunes tienen una especialidad: que aun cuando empiecen incluso bien, pueden acabar mal o muy mal. No por ti, sino por los demás, por las circunstancias, porque se ponga a llover sin más. Pues bien, hoy eso no ha ocurrido y si el Ibex ha abierto con un alza de casi el 3%, en el cierre de largo ha superado esto. ¿Qué quiere decir tal cosa? Que el seguir en Europa es capaz de resistir a la acritud y mala leche de un lunes e incluso es capaz de superar la irritación que te puede provocar la burocracia de Bruselas. Somos más animales de costumbres de lo que le gustaría a nuestra muy intrépida personalidad. Y Jo Cox era una mujer entrañable.

El resto son datos de segundo rango. Quizá decir que si se confirma el no al Brexit el viernes, nadie debería esperar un rally posterior porque la resaca va a ser larga y porque además, las economías van muy justitas. Hoy, el Bundesbank ha dicho que espera una fuerte ralentización de la economía alemana en el segundo trimestre. Veremos lo que las encuestas ZEW, que revelan las previsiones financieras a seis meses vista, o la encuesta IFO sobre la confianza empresarial germana, nos dicen y confirman o no este diagnóstico o lo matizan.

Wall Street se ha sumado a la ola de tranquilidad que han empezado a transmitir de madrugada los mercados asiáticos, con subidas capaces de hacer retroceder al oro, indicador del miedo, un 1%. Ahora son las elecciones españolas las que pasan a primera fila en el escaparate, con el aviso previo de los malos resultados de Renzi en las municipales. Roma, según los términos clásicos, pasa a manos de la plebe.