El Ibex y el Eurostoxx bajaron cerca de medio punto, en parte, por datos relativamente mediocres relacionados con sus economías y, sobre todo, por la incapacidad creciente americana en gestionar situaciones complejas en materia económica. El mercado de Londres sufrió aún más las consecuencias. 

La actitud del secretario del Tesoro americano ridiculizando las demandas japonesas sobre divisas cuando el dólar está bajando, cuando el mercado acepta que la Reserva Federal va a subir los tipos de interés, algo que debería conducir al alza su moneda, o sea al dólar, no es de recibo. Y no es de recibo por dos razones: la primera es que en el Pacífico, donde está Obama de visita a Vietnam, debilita EE.UU. sus relaciones con su principal aliado, que es Japón. La segunda es que al actuar así muestra la inseguridad sobre su propia economía que revela que necesita de un dólar débil para crecer.

Con ese panorama, llegaron los PMI, o sea las encuestas entre los gestores de compras. El PMI manufacturero americano ascendió en mayo a 50,5 puntos (por encima de 50 es grado de crecimiento) frente al 54,7 alemán. 

La confianza del consumidor europeo bajó a -0,7%, con lo cual el estrago se ampliaba. Y el petróleo Texas, siguiendo al Brent por la mañana, ha retrocedido en nuestra tarde un 1,61%, hasta 47,63 dólares. Con lo que vemos que, ahora, hasta el petróleo sigue al dólar, cuando evolucionan a la inversa porque el crudo vale lo que vale y si sube el dólar -factor de intercambio- su precio baja. Y al revés.

Esto es lo que ha arrastrado al mercado de Londres a la baja, que sin la opción Brexit va a seguir pegado a la moneda fuerte de hoy, el dólar. Y, como se dice, una moneda es fuerte cuando hace fuerte tu economía.