El Ibex se vino abajo y ahondó su descenso en el último tramo de la sesión aun cuando a excelente pase de Iniesta. Piqué diera el triunfo a la Roja de magnífico testarazo. Fue una jornada dominada por el síndrome del Brexit que se ha entronizado en el ranking de riesgos de las plazas europeas. De hecho, la Bolsa de Londres fue la que sufrió mayor castigo.

De buena mañana, parecía que casi todo se venía abajo, como el precio del petróleo, que por la tarde se recuperó con el Brent por encima de 50,55 dólares. Ello no evitó que valores ligados a las materias primas como ArcelorMittal o Aceninox tuvieran caídas pronunciadas.

 Asimismo el euro se apreció hasta 1,1296 dólares pese a que el presidente del Bundesbank, Jens Weidmann, reiterara que "el actual entorno monetario no requiere más estímulos", palabras dirigidas al entorno Draghi. La compra de deuda de Volkswagen o de Telecom Italia está trayendo más polémica de lo previsto.

No es que haya habido grandes sobresaltos con el Brexit porque las apuestas siguen mostrando una victoria del "permanecer" con el 68% de posibilidades sobre el irse, pero la cuestión ha abierto la caja de Pandora de la volatilidad.

En Wall Street, que arrancó a la baja, la compra de Microsoft de la red social Lindkedin por 26.200 millones de dólares advirtió a los inversores que el mercado ni está muerto ni está pendiente exclusivamente de la Reserva Federal.

Al cierre, los inversores del Ibex se fueron pendientes de la evolución del debate electoral de esta noche. Una encuesta de un diario madrileño señalaba ayer que un 57% de los encuestados opinaba que Rajoy debería abandonar si las circunstancias lo exigían. Pues bien, si se hiciera una encuesta similar en los hogares preguntando si el o la cabeza de familia debería renunciar conforme al deseo de los que están a su cargo, quizá habría más sorpresas de las esperadas. El síndrome Brexit debe ser entendido en su justo término. E igual mañana vemos subir al Ibex.