Después del protagonismo de los bancos centrales, las bolsas se centrarán en los resultados empresariales. 

Después de las reuniones del BCE y de la FED, en las que hemos visto la paradoja de una bajada de las estimaciones de inflación y sin embargo nuevos pasos hacia la normalización de la política monetaria, las bolsas han tomado beneficios en la última semana, con descensos del 1,2% de media en los mercados europeos y un comportamiento mixto en EEUU.

La consolidación de los índices sigue produciéndose por rotación sectorial, y esta semana hemos vuelto a ver que el descenso se ha concentrado en valores cíclicos y en los bancos, que están reflejando que a la subida de tipos en la UEM aún le falta bastante tiempo.

Después de las bajadas de estimación de la inflación esperada por los bancos centrales, el debate entre los que esperan tensiones inflacionistas y los que ven más riesgo en volver al peligro deflacionista, está abierto.

Los próximos movimientos de la FED van a ser muy dependientes de los datos, y los conocidos el viernes en EEUU apoyaron el escenario de esperar y ver. Por un lado las ventas iniciadas en mayo cayeron un 5,5% mientras se esperaba una subida del 4% y por otro lado el índice de confianza de los consumidores de junio, se situó en 94,5 frente al 97 esperado.

Los bonos apoyan también la prudencia en el proceso de subida de tipos, con rentabilidades que en las últimas semanas se han deslizado hacia abajo.

Este proceso de movimiento lateral en el que están las bolsas en las últimas semanas se puede prolongar aún hasta julio, por lo que la oportunidad está en los movimientos de valores concretos.