El Ibex sufrió tan sólo una pequeña corrección gracias a que buena parte de la negociación estaba en buena parte ya prefijada al cierre de la semana pasada, que fue gorda y cargada de noticias, y en esta tocaba ocio y yoga. Es difícil de entenderlo en este tiempo donde te encuentras con tanta gente medio enferma, pero mucha gente se ha ido de macropuente como si fuera Jalisco. En fin, ya se sabe: cuando un cierre se acerca a las previsiones de apertura es que el mercado se guía por órdenes dejadas previamente y no son corregidas desde los portátiles.

La subida del Brent hasta 41,56 dólares sirvió para que el Eurostoxx se adentrara con un mínimo de confianza en una mañana con pocas referencias, donde Arcelor Mittal se iba claramente deteriorando mientras Gas Natural gozaba de las aprobaciones de un dividendo por acción de un euro, cuya continuidad se perdió.

Quizá lo más llamativo de la sesión fue la espectacular subida de las pensiones en Alemania, que ascendió al 4,25% para los jubilados del Oeste y del 5,95% para los del Este, cuando la inflación en 2015 se quedó en el 0,30%. Puede ser que sea para hacer amigos en plena crisis de los refugiados o, atención, para refugiar a los mayores de duros avatares en el futuro.

El euro bajó hasta cambiarse por 1,1262 dólares y la balanza por cuenta corriente europea ofreció un dato positivo de 25.400 millones de euros, aunque inferior a cifras anteriores.

Wall Street no tenía dirección. Ésa era la verdad del mercado.