A alguno se le atragantó esta tarde la comida al ver a la Bolsa de Nueva York echándose atrás con los datos que llegaban de la economía americana. El Ibex que había arrancado la sesión con un alza clara cerró prácticamente en tablas.

El caso fue que la producción industrial en EEUU creció un 0,7% en abril cuando había retrocedido un 0,9% en marzo, lo cual era una buena noticia, pero lo era a menos si le sumaba el hecho de que la inflación en el mismo mes aumentó un 0,4%. No es que fuese una barbaridad pero era el IPC más alto en más de tres años. Y aquí ha aparecido el fantasma de una subida de tipos de interés, algo que el Bank of America ha desechado sin embargo. El euro se ha apreciado hasta 1,1339 dólares, signo a priori de que no van a subir los tipos.

Pero es enorme la confusión en el mercado cuando se habla de bancos centrales. El Tribunal Constitucional alemán ha confirmado una demanda contra la política del BCE, lo que son palabras mayores. Quizá como réplica, el economista jefe del BCE, Peter Praet, ha dicho que el sistema bancario de la zona euro "sufre un serio impacto de rentabilidad", como si los tipos de interés negativos fueran cuestión marginal en su evolución. El Eurostoxx ha caído cerca de medio punto porcentual.

El petróleo subió, pero a nadie importaba el barril porque bastante crudo veía el ambiente. Lo único bueno de la sesión es que la amenaza del Brexit se está borrando como si le atacara el pirata Drake. Lo de las banderas es una cuestión delicada cuando la Reina celebra su cumpleaños.