La presión política sobre las bolsas y los mercados está subiendo peligrosamente de grado. Moscú ha advertido a Washington que las relaciones entre ambos países "está en su peor momento desde la Guerra Fría". A su vez, Corea del Norte ha declarado que "está lista para la guerra" contra Estados Unidos. Pues bien, eso no está impidiendo de momento que las bolsas suban. Esa reacción es la prueba de una resiliencia que los mercados no tenían hace años. ¿Pero aguantarán el chaparrón que parece venirles encima?

En 2013, cuando la Reserva Federal avisó de un giro hacia una línea más restrictiva en su política monetaria, hubo una especie de terremoto en los parquets. Después, todo se fue normalizando, incluso lo peor. La cadena de atentados del Estado Islámico empezó a perder paulatinamente resonancia  entre los inversores. El Brexit fue, por lo inesperado, un susto del que pronto se recuperó el mundo del dinero. En el último ataque terrorista en Estocolmo hubo un momento de inquietud, pero al final se produjo el rebote.

En el último ataque terrorista en Estocolmo hubo un momento de inquietud, pero al final se produjo el rebote.

La resiliencia puede estar ahora respaldada por expectativas de un mayor dinamismo de la economía global que ha anunciado el FMI, pero a su vez, la terrible y sangrienta batalla que está teniendo lugar en Mosul, capital del Estado Islámico, puede alentar actuaciones suicidas de militantes islámicos en cualquier momento y en cualquier lugar del mundo. 

El gris es hoy el color dominante. En Estados Unidos hay expectativas de políticas favorables a la inversión, pero a su vez hay temores de que Wall Street haya entrado en una burbuja bursátil. ¿Es así?

Con un crecimiento previsto para el 2017 en torno al 2%, la buena marcha del mercado de trabajo americano, que con un 4,5% de paro revela a una situación de pleno empleo, es un dato importante, dado que los gastos de los consumidores representan las dos terceras partes del PIB.

A su vez, JP Morgan anticipa un alza del 5% de los beneficios empresariales en el primer trimestre. Ante las amenazas políticas, la campaña de presentación de resultados puede resultar el mejor antídoto. Y a lo que cabría sumar la normalización de las relaciones con China.

La Reserva Federal ha advertido que va a ajustar gradualmente su política monetaria, con dos o tres subidas de los tipos de interés este año

Ahora bien, la Reserva Federal ha advertido que va a ajustar gradualmente su política monetaria, con dos o tres subidas de los tipos de interés este año. Este escenario, que supone un cambio de ciclo, ha despertado el interés en las bolsas europeas, dado que el BCE ha indicado que mantendrá su política de estímulos. 

Independientemente de las dudas que provocan las elecciones francesas, en JP Morgan opinan que el interés que suscitan los mercados europeos, cuyo PER (relación entre beneficios y precio de las acciones) es de 14,1 frente a 18 en EEUU, no se hará en detrimento de Wall Street. Los gastos en infraestructuras de un billón de dólares y la reforma tributaria prometida por Trump suscitan expectativas de ganancias. Según el célebre gestor de fondos británico Columbia Threadneedle, cada reducción del 5% de la tasa de impuestos supone un alza del 4,2% de los resultados de las empresas, lo que supone un incremento del 17% en el beneficio por acción. 

Junto a esto, está el riesgo de la bomba coreana. Kim Jong-un, el presidente norcoreano, es un líder para la clase media, alguien que representa la eterna y auténtica civilización coreana. La CIA no puede seguir sus pistas por el secretismo que reina en el país, lo que hace muy complicado conocer su planes armamentistas.

El dinero contra los planes secretos: ese es el test al que está sometida ahora la resiliencia de los mercados globales.