Llegan, dice Efe, cerca de un millón de turistas a las Baleares este fin de semana. Entramos en un ciclo azteca, solar, con otros dioses, y a ratos otras playas. Y con mucha gente. Al Ibex, vive Dios, el cambio parece sentarle bien porque sin saber dónde va a sentarse, ha subido con ganas, con los bancos, de recurso, como apoyo, y con una perspectiva de crecimiento en España del 3,2% este año, que puede rebajar la tasa de paro en 2017 al 16,6%.

El BBVA, que ha mejorado el beneficio en el segundo trimestre un 58% aun cuando sus resultados se hayan deteriorado en la primera parte del año, ha dado el tono de optimismo en la banca, que espera esta noche los resultados de los test de estrés. Caixabank ha mejorado un 34% su resultado del arranque del año, y ha sido clave –en su línea de continuidad de oferta de crédito–  de cara a establecer un fondo de estabilidad en el sector. El Popular, por su parte, ha anunciado un plan de ajuste de costes y el relevo del consejero delegado. La gente ha respirado, pero hay que esperar, la gente confía en que no habrá noche de Walpurgis.

La otra gran historia del día, aparte de Japón, ha sido el PIB americano en el segundo trimestre. Se esperaba un 2,5%, y se ha quedado en el 1,2%. También la economía americana pasa del frío al calor, y a la inversa. Hay una volatilidad económica, social y política alta. Ahora bien, la confianza del consumidor americano aguanta bien, según la Universidad de Michigan. 

En pocas palabras, estamos todos en las mismas, con exportaciones, como en España, con un superávit de la balanza por cuenta corriente en mayo de 4.300 millones de euros, pero a la vez muy pendientes del gasto y del consumo internos y de los que vienen. ¿Qué decir? Pues eso. Qué calor.