La jornada de hoy ha cerrado como ha comenzado en Japón: con el dólar de gran protagonista. En la preapertura, se pensaba que serían los datos sobre la evolución urbi et orbi de las manufacturas los que llevarían la batuta de la sesión. Pero no. Ni tampoco son los resultados empresariales los que mandan sobre los índices bursátiles. Son los bancos centrales, como bien ha señalado Warren Buffett, quien sigue con gran atención sus maniobras prometiendo no intervenir. O así lo ha dicho.

O sea, la Bolsa de Japón se ha hundido más de un 3% de madrugada al ser testigo del aterrizaje brusco del dólar. Que el billete verde caiga hasta cotizarse a 115 yenes es muy positivo para la economía americana, pero no tanto para la japonesa, más bien cabría pensar lo contrario. Así pues, es probable que el Banco de Japón intervenga para corregir la tendencia.   

Benoit Couré, miembro del consejo del BCE, dijo a su vez que Draghi no abandonaría la meta de inflación, pero sin perder de vista que la reducción de los tipos de interés no puede continuar indefinidamente. El punto medio sería, por tanto, sinónimo de la virtud y por tanto merecedora de premio.

En ésas, han llegado los datos de producción manufactura en abril, todos ellos mostrando expansión, incluido Japón y excluida Francia. En Europa en su conjunto, el PMI se ha situado en 51,7 puntos (por encima de 50 es terreno positivo), siendo Italia (53,9) y España (53,5) los que se han colocado a la cabeza. 

El resultado podría haber tenido el colofón de alzas en la bolsa, pero faltaba un dato, y no era el petróleo, que ha bajado a 45,13 dólares, sino el cambio euro/dólar. Pues bien, la moneda europea se ha apreciado hasta 1,1508 dólares, un 0,46% más. 

¿El Ibex? Plano, tras arrancar con una subida de 0,6%, y el Eurostxx 50, cayendo un 0,10%. El S&P 500 ganando un 0,32%.

Ahora les toca a las bolsas carburar con un dólar débil. Y que Dios reparta suerte.