Ante la entrada de un nuevo ciclo económico, el dinero muestra más reticencia hacia los bonos, que pueden verse afectados por una mayor inflación, y se orienta abiertamente hacia las bolsas. Con dos objetivos: bancos y materias primas, que sustituyen a los valores defensivos en las carteras. Así lo mostró ayer claramente la encuesta a gestores de fondos internacionales realizada por Merrill Lynch-Bank of America. Esta nueva estrategia está favoreciendo al Ibex (donde los bancos tienen un gran peso en el índice) más que al Eurostoxx, al que le está costando algo más sumarse al rally de la banca española.

Santander, Sabadell, BBVA han ido muy fuertes, sin que Caixabank se quedara en la estacada, donde sí tuvo que apearse Bankia porque el FROB dice que la caída bancaria hace difícil proseguir en su desnacionalización. No está muy clara esta directriz. 

Aparte de la banca, Repsol, Gamesa, Acciona, ArcelorMittal o IAG siguieron la gran corriente alcista mientras el petróleo Brent subía un 2,11%, alcanzando los 52,77 dólares, después de que los inventarios de crudo cayeran 5,2 millones de barriles cuando se esperaba que subieran. 

Pero las transiciones son las transiciones, como ocurre en Bankia, y Arabia Saudí ha tenido que endeudarse en 17.500 millones de dólares para salvar sus presupuestos.

En Wall Street, que ha subido en la apertura, los inversores han seguido dos pistas, por un lado, los resultados de Morgan Stanley, cuyos beneficios han bajado un 17% pero han mejorado las previsiones, y, por otro, la caída de un 9% de la construcción de viviendas. Ante tal mezcolanza, el oro ha subido un 0,86%, hasta 1.269,05 dólares, a la espera de la hora del cierre para leer los comentarios del libro Beige de la Reserva Federal y seguir luego por la tele el último round entre Clinton y Trump. Puede haber más que palabras. También tienen los dos mucho empuje y da la impresión de que a veces, para lo malo, incluso demasiado.