La cumbre del grupo de los 20 países más industrializados (G-20) que se ha celebrado el fin de semana en Hamburgo bajo el lema "Fraguar un mundo interconectado" puede acabar siendo el preámbulo de un mundo prolongadamente desconectado.

Como dijo la canciller alemana Angela Merkel en una reunión preparatoria, "en estos momentos de turbulencias, Europa asume una mayor responsabilidad a nivel internacional. Cuando se habla de los principales desafíos mundiales, Europa es un punto de referencia para todos aquellos que valoran la democracia liberal y los derechos humanos, el comercio libre y justo, la lucha contra el cambio climático, contra la pobreza y la violencia", capítulo este último en que se inscribe el problema de los refugiados.

La pretensión europea de convertirse en centro y árbitro mundial puede estar quizá internamente sobrevalorada. 

La cuestión quizá más resbaladiza es que la pretensión europea de convertirse en centro y árbitro mundial puede estar quizá internamente sobrevalorada. 

Con un cierto énfasis, Merkel mencionó la semana pasada la posibilidad de un enfrentamiento abierto con Trump en la cumbre de Hamburgo, y aunque funcionarios estadounidenses han minimizado la disputa, la apuesta de la canciller por crear un "frente europeo" contra EEUU no refuerza la posición de Occidente en un momento de recomposición del orden mundial.

La Casa Blanca informó que, en una conversación con el primer ministro italiano Paolo Gentiloni, el presidente Donald Trump " subrayó su aprecio por los esfuerzos de Italia por abordar la significativa crisis migratoria libia". El caso es que Italia se plantea cerrar sus puertos a barcos de ONG con refugiados. Roma ha criticado la falta de sensibilidad de la UE tras recibir 95.000 inmigrantes en 2017. Entre otras cosas, para resolver el aflujo de "irregulares", el gobierno de Gentilone trabaja con China para ampliar la base empresarial en África y librarse al tiempo de la alianza de factores entre berberiscos que transportan a "El Dorado" europeo cargas que llevan a futuros náufragos más allá de las 12 millas náuticas de las costas libias, hasta entrar en aguas internacionales y encontrar un navío de una ONG alemana, a cuya altura se vuelca la carga que es depositada en orillas italianas. Este tráfico es sobradamente conocido. 

Por eso, Gentilone ha señalado que "Angela se ha tomado muy en serio esta presidencia del G-20, y por supuesto vamos a sostener ese gran esfuerzo diplomático, malo sería que no encontremos la fórmula". 

Asimismo, en el área propiamente económica y más en concreto del comercio, coexisten diferentes perspectivas 

Al mismo tiempo, ensanchando el mapa, Australia, miembro del G-20, está inquieta por la influencia de China en la islacontinente. Pekín ha tejido lazos opacos con el mundo político australiano vía apoyos económicos a los partidos mientras que los servicios de seguridad se alarman ante una extensión del espionaje chino en el país.

Esta confrontación tiene lugar al tiempo que Trump prepara un encuentro en Hamburgo con Putin para lograr una ampliación conveniente de las relaciones de ambos países, que han contribuido decisivamente a la caída del Estado Islámico en Mosul. 

En Oriente Medio, el conflicto en los países del Golfo, con el enfrentamiento entre Arabia saudí e Irán, se ha cerrado con un ultimátum a Qatar para que cumpla las condiciones exigidas para levantar su bloqueo. La lucha por el liderazgo en la zona no se va a dilucidar en Berlín.

Igualmente, la amenaza de Corea del Norte, que lanzó el martes un misil intercontinental al mar en zona económica de Japón, no lo va a resolver Corea del Sur, donde el presidente Moon quiere lograr una reunificación histórica del país, para lo que ha propuesto la formación de un equipo común en los próximos Juegos Olímpicos de invierno.

Asimismo, en el área propiamente económica y más en concreto del comercio, coexisten diferentes perspectivas. Así el reputado experto Martin Feldstein, si bien es contrario a imponer subidas de aranceles, reconoce que la fórmula de los acuerdos bilaterales puede dar en algunos casos resultados. "Vimos esta respuesta explícitamente en la campaña electoral de Donald Trump, durante la cual amenazó con imponer aranceles elevados a los productos provenientes de China, México y de otros países. Sin embargo, ahora que él es presidente, esos altos aranceles no se ven en ninguna parte. En cambio, vemos que se llevan a cabo negociaciones comerciales bajo la amenaza de imponer tales aranceles – y que las mismas conducen a la apertura del mercado para algunos productos y servicios en países con los que EEUU- tiene un déficit bilateral". 

El énfasis en el desequilibrio comercial bilateral ha llevado a cambios de política deseables"

Y continúa Feldstein:" Trump invitó al presidente chino Xi Jinping a su mansión en Florida y el encuentro fue juzgado de amistoso. Al final, los chinos acordaron comenzar a importar carne de vaca de EEUU este verano, rescindiendo las políticas proteccionistas que se venían imponiendo durante varios años. China también acordó abrir su mercado a una gama de servicios financieros americanos. Y EEUU acordó vender gas natural a China, algo que los chinos querían pero que Washington previamente se había negado a hacer". Por lo tanto, concluye, "en este caso, el énfasis en el desequilibrio comercial bilateral ha llevado a cambios de política deseables".

Todos estos casos demuestran la complejidad y los márgenes que requiere un planeta interconectado. Para una Europa que ahora comienza a dar señales de vida política y económica tras años de introspección, es complicado abarcar  situaciones o dilemas que van más allá de su experiencia reciente. La agenda que se encargue de "Reiniciar el Mundo" puede necesitar un tiempo más prolongado de preparación, y sin necesidad de crear además frentes nuevos. Con los que hay sobran y bastan.

A su llegada a Europa, Donald Trump, tras un discurso en Polonía en el que dijo que "Occidente debe defender su civilización", se encontró el viernescon Vladimir Putin a quien saludó diciendo que "es un honor honor reunirme con usted".

En estas tesituras, una inclinación, sea por el medio ambiente o por el comercio, de Alemania y Europa hacia Asia y hacia China en particular, con la crisis de los misiles internacionales de Corea del Norte, significaría un mal paso, diga lo diga un comunicado final de circunstancias.

Finalmente, el G-20 ha llegado a un acuerdo con la única excepción del clima. Un funcionario de la UE ha dicho: "Tenemos un comunicado del G-20, no un comunicado del G-19", refiriéndose al concenso conseguido con Donald Trump, cuyo discurso en favor de la defensa de Occidente ayudó a acercar posiciones con la canciller Merkel i la UE.