La confusión reina en Francia. No se recuerda una volatilidad tan alta entre la opinión pública   ante la primera vuelta electoral de unas presidenciales. Sucede en estos casos que bajo el ruido algo se va haciendo paso y ganando terreno. En Francia ese factor X es el euro. Y es que los franceses no se se sentirán plenamente identificados con ninguna candidatura pero aún tienen menos confianza en su vieja moneda, el franco. 

Sobre los ataques terroristas en Francia, y ante el ataque del pasado jueves, Gilles Kepel, uno de los mayores especialistas en terrorismo, dice que la elección presidencial no estará sometida al chantaje terrorista y, añade, "la influencia política de las acciones terroristas ha disminuido significativamente".

Los franceses no se se sentirán plenamente identificados con ninguna candidatura pero aún tienen menos confianza en su vieja moneda, el franco

A pesar de que tres candidatos, Marine Le Pen, Mélenchon y Dupont-Aignan, recogen el 45% de los votos en las encuestas, el 72% de los franceses se muestran partidarios del euro. De esa disparidad entre ambas cifras sale la explicación de la confusión. Pero de la segunda cifra -el 72%- revela hacia dónde se va a inclinar la victoria.

Nuestros vecinos, que han tenido grandes memorialistas, recuerdan los tiempos de François Miterrand, que a comienzos de los años ochenta decidió adentrarse en el socialismo a la francesa. Pues bien, de aquella experiencia muchos no se olvidarán que el franco devaluó tres veces, fragilizando gravemente su salud como moneda, de manera que en 1992 el banco central alemán (el Bundesbank) tuvo que prestar al Banco de Francia 26.000 millones de dólares para salvar momentos críticos.

Igualmente, con François Hollande, sólo el emparejamiento de París y Berlín en Europa, y por tanto en el núcleo duro del euro, ha evitado que la prima de riesgo francesa subiera de tal modo que hubiera sido difícil financiar una deuda que ha llegado a 2,16 billones de euros. Y la compra por parte del BCE de deuda soberana le ha salvado de muy malos tragos.

En materia de poder de compra, una salida del euro podría suponer una devaluación del 25% del nuevo franco, según los expertos cambiarios. La libra no estaba en el euro cuando el Brexit.

En materia de poder de compra, una salida del euro podría suponer una devaluación del 25% del nuevo franco, según los expertos cambiarios

Además, eso de identificar el euro con la globalización revela olvidos imperdonables. Maurice Allais, premio Nobel de Economía de 1988, ya advertía a sus conciudadanos de "los efectos destructores de la mundialización". Y entonces no existía la moneda única.

Al calor del recargado calendario político, estos días se está comentando que el resultado del referéndum en Turquía muestra que ante la inestabilidad política mundial las sociedades desean gobiernos fuertes, aunque tengan rasgos autoritarios. Pues bien, en el caso francés, los votantes podrán buscar una figura ortodoxa, fuerte, no en una persona sino en otro país, y este es Alemania. ¿Para qué? Para saber cómo se reforma una nación. El excanciller Gerhard Schröder es un ejemplo de cómo preparar a un país de cara a tiempos complejos. Su consejero en materia laboral, Peter Hartz, opuesto a las 35 horas y partidario de la flexibilidad del trabajo, es también ahora muy solicitado en tierras galas. También el ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, es a su vez un maestro reconocido en poner en orden a las cuentas públicas.

Nicolas Baverez, autor de un libro de referencia La Francia que cae, afirma que la "alianza de los reformistas podría renovar la vida pública constituyendo un zócalo político y sociológico de la modernización".

El resultado del referéndum en Turquía muestra que ante la inestabilidad política mundial las sociedades desean gobiernos fuertes, aunque tengan rasgos autoritarios

Emmanuel Macron, líder del movimiento En Marche, ex ministro de Economía con Hollande, va en esta línea. Preconiza, frente al gasto público, el ahorro y la inversión, conforme al modelo alemán, junto con programas para incentivar y desarrollar las nuevas tecnologías. Joven, es uno de los principales interlocutores del Silicon Valley en Francia y el predilecto en Berlín.

A su vez, François Fillon, ex primer ministro con Sarkozy, está en los últimos días descollando en las encuestas. Fillon, que ha tenido el hándicap de un polémico affaire con los sueldos percibidos por su esposa, es otro reformista económico y político cuyo programa está más cerca en lo referente a la problemática que vive la sociedad en términos de lo que representa la civilización francesa. Su programa de cambio es más acelerado.

Sobre esta pareja podría centrarse la sorpresa del domingo, cuestión a tener presente dada la impredecibilidad en que ha entrado el mundo global hoy en día. Ni en Austria ni en Holanda ganaron los populistas. Probablemente, seguiremos en Europa.