Si la mañana daba noticia del alza del precio del petróleo, la tarde es testigo del aumento de una deuda global que en un momento va a dañar seriamente a las bolsas. El Ibex, como el Eurostoxx están cerrando con pérdidas al igual que han hecho en la primera parte de la jornada.
El BCE ha confirmado que ha empezado a comprar deuda emitida por las empresas, fundamentalmente energéticas, telecomunicaciones y aseguradoras, con lo que empieza a actuar como si de un Ministerio de Industria europeo se tratara. Las compras están haciendo subir la cotización de los bonos de compañías, como Telefónica, recortando al mismo tiempo sus rendimientos, es decir el precio que deben pagar por intereses a sus compradores. Eso está presionando al alza el mercado de bonos y enfriando las bolsas. El efecto se ha propagado al mercado de deuda pública, lo que ha llevado al bono alemán a rendimientos cercanos a cero, lo cual ha hecho que, por ejemplo, la prima de riesgo española suba.
A su vez, Goldman Sachs ha calculado que la deuda china es 913.000 millones de dólares mayor que la reconocida por Pekín, lo que va a incrementar las tensiones sobre el yuan, que acaba de superar el riesgo de salida de capitales.
En Nueva York, la bolsa ha arrancado con alzas pero el PER (relación entre el precio de las acciones y el beneficio que obtienen) del S&P 500 es del 24,41, una muy alta teniendo en cuenta que el promedio histórico es del 15,6, lo que revela su sobrevaloración. Y los últimos datos de la economía americana deberían imponer una cierta prudencia.
La falta de una política monetaria clara ha llevado a Banc Sabadell y a Bankia a pedir una normalización de los tipos de interés para asegurar el buen funcionamiento del sistema bancario. En Alemania, la irritación popular por esta cuestión es histórica.
En este contexto un tanto confuso, el petróleo sigue avanzando sin problemas después de un dato de inventarios americanos más flojo de lo previsto. El crudo tipo Texas ha subido a 51,09 dólares. Ahora lo que manda, está claro, es el oro negro.