Hasta el Dow Jones ha abierto a la baja pese a que en la preapertura todas las campanas sonaban en honor de Hillary Clinton, ganadora del debate presidencial. Sin concesiones, Donald Trump ya había dicho: "la bolsa está en una gran y espesa burbuja". No había centro de partida.  Más tarde, Wall Street ha encarrilado las subidas. No obstante, Europa no ha seguido como lo ha hecho Asia. El Ibex y las plazas europeas han sucumbido a las pérdidas por el riesgo que esparce el Deutsche Bank en el sector bancario.

Angela Merkel ha tenido que salir a la palestra indicando que espera que el banco resuelva sus problemas después de rumores de que había rechazado ayudas públicas para hacer frente a una multa americana por las "subprimes" que  se niega a pagar. Es tan difícil meter en cintura al Deutsche Bank como sentar en el banquillo a Ronaldo. Son pura sangres. En Alemania se abordarán hoy esas cuestiones.

El petróleo, que es el subterfugio o falsa liebre que sigue el mercado cuando no hay referencias se vino abajo al diluir Arabia saudí e Irán cualquier posibilidad de acuerdo. El mercado estaba preparado para ello, pero la confirmación ha supuesto un descenso del 2,58% del Brent, hasta 46,13 dólares.

De las mismas, el Ibex ha entrado en el segundo escalón de la frustración hasta retroceder hasta niveles sometidos a la  horma de los 8.600 puntos, que desvanece cualquier ambición.  Caixabank ha aguantado bien en una sesión negativa para la banca y las materias primas. ArcelorMittal y Repsol han sufrido.

En cuanto a contexto macro, el déficit público estatal subió un 18% en agosto, en las administraciones públicas se redujo un 90%. En resumen, el déficit público subió hasta julio al 3,09% del PIB.

Una de las pocas buenas de la jornada de hoy ha sido que la venta de viviendas en España aumentó un 15% en el segundo trimestre, el mayor avance desde 2010. Ya dicen que el otoño es la primavera del invierno.