Hasta en bolsa se nota las últimas presentaciones de colecciones de moda para saber darse la vuelta con gracia aun cuando los resultados no sean demasiado buenos. El Ibex y Wall Street han aprendido mucho de Christian Dior.

Esta mañana, el Ibex se apretó lo suficiente para ofrecer una imagen positiva con un avance del 0,03% pese a los beneficios a la baja que llegaban de los bancos.

Pero por la tarde, allá donde los resultados obtenidos en los nueve primeros meses del año del Santander se veían con pesimismo se tornaron estéticos y alcistas. Quizá la luz difuminada de estos días ofrezca perspectivas diferentes, o quizá que la atención se centró en el tercer trimestre, donde la bella Botín indicó que el beneficio creció un 1% y además hizo promesas de mejora.

Lo importante es que este sentimiento se expandió entre el conjunto del sector bancario, que es quien más alegrías ha repartido en los últimos tiempos. De ese modo, el BBVA, que presenta resultados mañana, fue felicitado en las vigilias, como se hace en Catalunya, y subió cerca del 1,5%. El Sabadell y todos lo que pudieron se sumaron al carro.

En Wall Street pasó tres cuartos de lo mismo. Abrió de morros a la vista de la caída de los beneficios de Apple un 14%, algo que no ocurría desde 2001. Pues bien, a medida que transcurría la tarde, el Dow Jones se giró, y a pesar de unos datos extraños a la fama de Coca-Cola de ser la sonrisa de la vida, y el muy bajo vuelo de Boeing, Nueva York optó por las alzas.

Y el efecto contagio volvió a reproducirse y a prolongarse. El descenso del Eurostoxx se atenuó y quedó en pequeña corrección técnica. El gusto y el placer por lo moderado se ha sobrepuesto hoy a todo. En días de otoño oscuro sonría. Es contagioso.