El Ibex ha cerrado al alza en unos niveles muy parecidos a como ha iniciado por la mañana la sesión, en torno a los 8.850 puntos. Cerrar sumando tras una sesión muy caliente como la de la víspera, en la que lo único que falló -y es una pena- fue el Barça, tiene su mérito ya que estuvo cercada por datos adversos en macroeconomía y en resultados.

El IPC no se mueve en la zona euro, como muy a las claras reflejó una inflación del 0% en marzo, algo que en medio de una tormenta de ideas en Washington sobre tipos de interés hubo de abordar Ewald Nowotny, consejero del BCE, quien indicó que repuntará en verano, o sea empujado por el sector servicios. 

Algo de esto ya se percibió en el IPC de EE.UU., que subió un 0,1% el mes pasado, y la causa del mini-movimiento de precios que se produjo en restaurantes, bares, paquetes de vacaciones y alquileres. 

Eso es lo que mueve hoy la economía como se ha apreciado en las cuentas del Bank of America, cuyos beneficios en el primer trimestre cayeron un 13%, debido -según la entidad financiera- a los bajos tipos de interés a largo plazo. 

El Deutsche Bank apuesta a que la Reserva Federal sólo hará una subida de tipos de interés y esperará a diciembre. Que la economía funcione a trancas y barrancas no le viene mal a los mercados porque al menos no les cierran el grifo del dinero.

El dólar sigue fuerte y el euro retrocedió a 1,1266 billetes verdes mientras el petróleo Texas bajaba a 41,72 dólares el barril. Está todo parado en medio de los fastos que celebra estos días el FMI no muy lejos de la Casa Blanca. Sólo China se ha movido y sus cifras de exportaciones reflejan variaciones tan bruscas que algunos no pueden dejar de albergar dudas sobre sus tendencias de fondo.