El actual primer ministro británico, David Cameron, escribió en su juventud una tesis sobre Edmund Burke, el padre del liberalismo inglés. Burke, que vivió en la turbulenta época de la Revolución francesa, insistió siempre, siguiendo a Aristóteles, en la necesidad de la prudencia. Si el viejo liberal levantara la cabeza se asombraría de los excesos de decisionismo, como es el caso del Brexit, en que incurren sus últimos discípulos. Porque este tipo de acciones entrañan el riesgo, como se aprecia, de no sólo dañar a Europa sino al propio Reino Unido, algo que bien revela la caída de un 15% de la libra esterlina desde noviembre. O del nuevo fuerte descenso hoy de la Bolsa de Londres, movimiento al que ha acompañado el Eurostoxx y, en nuestro caso, el Ibex.

Las apuestas aún dan por ganadora la opción de seguir en Europa, pero la ventaja sobre la de irse se acorta, hasta el punto de que se habla de un vuelco de las encuestas. El drama de estas historias es que se autoalimentan porque el temor y la volatilidad que generan empujan a la demanda "cucún" de protección interna. 

Así se ve que el euro ha bajado por la tarde a 1,1202 dólares aun cuando la producción industrial europea haya aumentado un 1,1% en abril y el empleo el 0,3% en el primer trimestre.

De las mismas, y a la vista de todo esto, el rendimiento del bono alemán a 10 años (el bund) ha caído a -0,01%, es decir negativo por primera vez en su historia. A su vez, la presión sobre la deuda portuguesa se ha intensificado, saltando su rendimiento al 3,35%, mientras el bono griego está por encima del 8%. La prima de riesgo española está en 141 puntos básicos.

Wall Street también se ha orientado a la baja, de nuevo pese a cifras positivas sobre la evolución del consumo, con las ventas al por menor creciendo un 0,5% en mayo. El Brent también ha caído, a 49,57 dólares. 

Donde mejor se observa la intromisión del Brexit en la evolución de los mercados es en Asia. Hoy, el Nikkei ha bajado un 1% porque Japón tiene una presencia significativa en Gran Bretaña mientras que la Bolsa de Shangai ha subido un 0,32% porque la vieja sonrisa y el humor del chino no se altera con las tribulaciones que se forman junto a las orillas del Támesis.