Las bolsas tienen  días como el que vivió el Atlético de Madrid contra el PSV, que creyó que era pan comido y al término del encuentro bendijo el resultado tras las tanda de penaltis que resolvió a su favor la eliminatoria de la Champions. Hoy ha arrancado la sesión con un consenso generalizado claramente alcista en la preapertura entre las grandes sociedades de inversión sobre el resultado feliz al final de la jornada. En sus primeros compases las propias bolsas les dieron la razón. Pero luego...

Los hedge funds, muchos de ellos americanos, siempre están merodeando el territorio y vieron que los enjundiosos comentarios la víspera de la Reserva Federal entrañaban una caída del dólar y una apreciación del euro. Esto es, que mientras las empresas americanas mejoraban su competitividad, las europeas la perdían. Y hoy el euro subía a 1,313 dólares. Así que entraron a degüello contra todo lo que sonara a Eurostoxx 50.

La sesión de hoy demuestra que bajo las bolsas tiene lugar una oscura guerra de divisas -el Banco de Noruega bajó el 0,25% sus tipos de interés ante el espectáculo-, en la que todo vale si eres capaz de vender más que los demás en una fase de exceso de capacidad de oferta y de debilidad de la demanda. Así que acabar sin mojarse demasiado y subir un 0,18% en días oscuros como los que vivimos no dejó de ser un mérito a reconocer del Ibex.