El Ibex defendió los 8.500 puntos como gato panza arriba después de aguantar los cubos de basura vertidos por la OCDE y del FMI que se han entrometido en la temporada de presentación de resultados de las empresas que cotizan en Wall Street.

La OCDE se encargó, aunque con mesura, de recordar que el crecimiento será más lento, si bien tuvo el detalle de no cargar las tintas agregando que "no será mucho más lento".

Vivimos en la época de la sobreinformación y todas estas organizaciones se dedican a hacer perspectivas preliminares, actuales  y correcciones posteriores, con lo cual nadie sabe exactamente qué es lo que dicen y dónde estamos. El FMI rebajó las perspectivas de la economía española, quizá porque llueve más de lo previsto en Washington. El caso es tener cerca el lápiz de labios, madame Lagarde. Y nada de alarmarse, es simplemente "una alerta". 

Repsol y Arcelor fueron valores que empujaron el índice, mientras los bancos se inclinaron hacia las caídas a medida que la posibilidad de un Brexit resulta más cercano por los Papeles de Panamá. En cualquier caso, el Brexit no saldrá porque las apuestas en Londres sobre el caso no han girado tanto y sólo le da un 50% de posibilidades. Mañana habla de resultados el primer banco del mundo, JP Morgan, y además sabremos qué ha hecho el Madrid y podremos hacer cábalas sobre si cumple o no la ley de los fuertes de cara al Barça. Seguro que será así. Aunque los del JP Morgan son muy sofisticados.