Los malos augurios con que arrancó la sesión en una mañana rodeada por noticias de terremotos se disiparon solos a medida que la negociación se trasladó a Wall Street. El fracaso de la reunión de Doha sobre el petróleo que empañó la apertura fue perdiendo mordiente al abstenerse Arabia saudí de amenazar con mayores bombeos de crudo como represalia por la inasistencia de Irán al encuentro.

Este mantenimiento del statu encajó bien con la escasa convicción que se detectaba en el mercado de cara al futuro. El presidente de la Reserva Federal de Nueva York, William Dudley, se encargó de potenciar ese sentimiento de mercado al afirmar que el banco central ve "mayormente favorables" las condiciones de crecimiento de la economía americana, pero¨"aún quedan amenazas". O sea, más de lo mismo, como reconoció la reunión del G-20.

Caixabank se mostró más proactiva al lanzar una OPA sobre el BPI portugués después de que Dos Santos rompiera el principio de acuerdo logrado recientemente. El precio de la oferta es de 1,113 euros por acción. 

La asamblea de Podemos no ratificó el acuerdo entre PSOE y Ciudadanos para formar Gobierno, con lo que la posibilidad de una repetición de las elecciones se acrecienta. La prima de riesgo bajó de 139 a 134 puntos básicos.

En medio de la crisis de Dilma Rousseff después de que la Cámara de Diputados haya aprobado un juicio político contra la presidenta, lo que ha tirado abajo la Bolsa de Sao Paulo, Repsol ha notificado que ha encontrado nuevos yacimientos en Brasil, lo que ha empujado arriba  a la accción. El ser proactivo cuando el mercado permanece en dudas casi siempre es rentable. Al cierre, el Ibex ha cerrado en las puertas de los 8.900 puntos mientras el euro se ha revalorizado hasta 1,1328 dólares y el oro subía 0,58%. Eso también.