El president de la Generalitat, Carles Puigdemont, y el expresident Artur Mas compartieron ayer tarde una sesión de selfies en la caseta de Convergència instalada en la Rambla Catalunya de Barcelona.
“Eso es un selfiematon”, bromeaba el president mientras posaba paciente con simpatizantes o sencillamente curiosos que, al darse cuenta de la presencia de los dos políticos se acercaban en busca de una selfie.
Ni siquiera la lluvia asustó a la audiencia que esperaba para hacerse la foto. Mas, que ocupaba un espacio descubierto, se tenía que proteger bajo un paraguas. Por su parte, Puigdemont, que estaba dentro del stand aprovechó también para firmar libros.
Tan pronto como se despejaron las nubes, la expectación entre los paseantes que aquella hora aprovechaban el final de la jornada paseando por la Rambla fue en aumento hasta que el president después de tres cuartos de hora de selfies se tuvo que marchar para acudir a un baile de sardanas en la plaça Sant Jaume.
Al marcharse, colgó su balance de la jornada:
Un dia intens i ple d'activitat. Moltes gràcies a tots els qui al llarg de tot Catalunya heu fet possible un gran Sant Jordi!
— Carles Puigdemont (@KRLS) 23 de abril de 2016