Con la llegada del verano Barcelona se inunda -todavía más- de turistas. La Plaza Sant Jaume es una de las paradas obligadas de los grupos que visitan la ciudad bajo la batuta, o el paraguas, de un guía que les enseña los lugares de interés imprescindibles.

El goteo es constante. "Nos encontramos en el centro político de Barcelona", les explican, a un lado la sede del Gobierno de Catalunya, el Palau de la Generalitat, un edificio medieval donde se puede apreciar la figura de Sant Jordi. Al otro, la Casa de la Ciudad, el Ayuntamiento de Barcelona. Seguramente muy pocos recordarán los nombres del president y de la alcaldesa que nombra su guía. En cambio, es mucho más probable, a juzgar por sus caras de interés cuando escuchan las palabras prisión y exilio, que guarden en la memoria qué significan las pancartas que cuelgan a cada una de las fachadas. Y por qué están ahí.

En inglés, castellano o francés, los guías dedican su tiempo a narrarles la historia más reciente de Catalunya, donde "medio Gobierno está en la prisión y el otro medio en el exilio". El titular llama fácilmente la atención de los viajeros, que escuchan con detenimiento los delitos que les imputan y los años de penas a los cuales se enfrentan los líderes independentistas. Y se marchan pensativos tras la última frase de su guía, que la mayoría de barceloneses están en contra de estos encarcelamientos y que eso significa precisamente el lazo amarillo.