La cumbre a tres bandas que este jueves celebran los líderes del PSOE, Pedro Sánchez, de C's, Albert Rivera, y de Podemos, Pablo Iglesias, es posiblemente la última oportunidad que les queda para llegar a un acuerdo que permita desencallar la investidura. O el penúltimo. Todos ellos son conscientes que se está entrando en la recta final de la carrera, y que, pronto, muy pronto, las negociaciones entrarán en la fase de negro o blanco: o el líder socialista reúne los apoyos para hacer frente a una segunda vuelta de la investidura con éxito o habrá nuevas elecciones el 26 de junio. El límite es el 2 de mayo. En este clima contrarreloj, sin embargo, y a pesar de la confusión todavía reinante, en las últimas horas empieza a extenderse entre los socialistas la convicción de que Sánchez, ahora sí, tiene un pie en el Gobierno. De momento, uno. El nerviosismo creciente en las filas del PP, en paralelo, es otro síntoma claro que las cosas se están moviendo en Madrid en una nueva dirección. Pero la incógnita continúa sobre la mesa.