El Congreso de los Diputados huele a quemado, en concreto, en el pasadizo subterráneo que comunica los dos edificios principales. Las causas, sin embargo, no están nada claras. Una de ellas podría ser la crisis institucional que se vive entre el legislativo español y el gobierno en funciones, que no quiere rendir cuentas ante la Cámara. Otro motivo serían los cigarrillos del presidente, Patxi López, que aprovecha cualquier descanso para salir a fumar y charlar con los periodistas. Finalmente, el hecho sería atribuible a obras internas en la sede del Parlamento español. Los diputados y los periodistas tienen que convivir estos días con este olor, y con la duda de su procedencia. Además, el hecho es preocupante porque el pasillo en cuestión está revestido de madera y vigilado por los cuadros de los reyes godos que lo decoran.