Vivimos en una sociedad obsesionada con la limpieza. Asociamos esterilización con salud y bacterias o parásitos con enfermedad.

Hasta cierto punto es lógico. El importante aumento de la esperanza de vida durante el siglo XX no se debe a la lucha contra el cáncer ni enfermedades cardiovasculares, sino al control de las enfermedades infecciosas, que acababan con buena parte de la población, especialmente en la infancia, hasta la invención de las vacunas y antibióticos.

Sin embargo, con cada avance médico, con cada paso hacia la ‘civilización’, suele haber consecuencias no previstas, y quizá hemos llegado a un punto en el que nuestro miedo a los gérmenes está causando más problemas de los que resuelve.

Vivimos en una sociedad obsesionada con la limpieza

A la vez que disminuye la incidencia de enfermedades infecciosas (sarampión, paperas, hepatitis A, tuberculosis…), aumentan de manera vertiginosa las alergias y las enfermedades autoinmunes.

Parásitos
Parásitos

Hay una correlación claramente inversa entre el nivel de ‘suciedad’ o exposición a gérmenes y la incidencia de estas ‘nuevas’ enfermedades:

  • Los países más ricos tienen entre 20 y 60 veces más casos de asma, rinoconjuntivitis y eczema que los países menos desarrollados. Entre las tribus ancestrales la incidencia de asma es casi nula.
  • En el caso de diabetes tipo 1 (enfermedad autoinmune) la diferencia es todavía más impresionante, siendo 400 veces más probable que la sufras si vives en Finlandia (país especialmente desarrollado) que en China o Venezuela.
  • La incidencia de asma y alergia al polen en la Alemania occidental era mucho mayor que en la Alemania oriental, antes de la reunificación, a pesar de (o debido a) que Alemania occidental tenía condiciones higiénicas mucho mejores.
  • Los casos de esclerosis múltiple disminuyeron en Buenos Aires tras el corralito financiero de 2001, momento en el que aumentó terriblemente la suciedad en las calles.
  • Vivir en el campo, más cerca de animales y polen, protege contra asma y alergias, al parecer por la gran cantidad de endotoxinas en estos entornos naturales.
  • Tener más hermanos (y por tanto más exposición a gérmenes) protege contra la alergia al polen.
  • El mayor uso de antibióticos en niños está asociado con más incidencia de enfermedad de Chron, colitis, asma y eczema.

Algunos en la comunidad Paleo culpan al gluten (y otros alimentos modernos) de muchos de estos males, y la enfermedad celíaca es otro ejemplo de desorden autoinmune que ha aumentado de manera importante en las últimas décadas. Sin embargo, esto no explica por qué estas alergias se han multiplicado en el siglo XX, cuando la incorporación a la dieta de cereales con gluten (como trigo, centeno o cebada) se produjo hace ya varios miles de años. Hay algo más en juego, o en este caso, algo menos.

El resumen es que nuestro sistema inmune evolucionó con parásitos y bacterias, y su casi erradicación en unas pocas generaciones está interfiriendo con su correcto funcionamiento. En el proceso de eliminar algunos enemigos que nos enfermaban, hemos eliminado también muchos amigos que nos ayudaban.

Este concepto, denominado por los expertos como «hipótesis de la higiene«, está produciendo tratamientos novedosos aplicables a estas nuevas enfermedades, para las que la medicina convencional todavía no tiene respuesta.