Lácteos buenos, lácteos malos… ¿Cuál es la verdad sobre este alimento tan común en las neveras? Te contamos todo lo que necesitas saber sobre ellos.

Cuando hablamos sobre lácteos saltan las alarmas. Desde defensores hasta atacantes a ultranza. Lo curioso es que pocas personas, a favor o en contra de los mismos, usan la evidencia científica disponible en relación a este tema. Solo dan como argumentos titulares de prensa sensacionalista o lecciones de pseudo-profesionales al respecto.

Para empezar, habría que afirmar que los lácteos no son ni buenos ni malos. Igual que ocurre al hablar de los mejores y peores hidratos de carbono. Todo dependerá de la zona del mundo en la que vivas y si tus antepasados en esa zona usaron la leche como base de su alimentación. Siendo mejor tu adaptación a la misma.

Existe mucho mito sobre los lácteos

Lácteos, ¿son necesarios?

No. Los productos lácteos son completamente prescindibles a la hora de tener una alimentación equilibrada en una persona adulta y sana. Y es que el calcio es un mineral que podemos encontrar en numerosas fuentes vegetales, como por ejemplo diferentes semillas, verduras y legumbres. Quien te diga que toma leche por su alto contenido en calcio no te esta dando ningún argumento de peso.

Lácteos
Lácteos

Que los humanos hayamos desarrollado la capacidad de ser pastores y ganaderos y obtener la leche de la vaca en concreto es una circunstancia que, cierto, no se da en la naturaleza. Pero no por ello debemos asegurar que esta capacidad que supuso una ventaja evolutiva para nuestros ancestros no pueda replicarse en la naturaleza.

¿Y qué pasa con la intolerancia a la lactosa?

La intolerancia a la lactosa no es un mal extrapolable a la población global. Aunque haya un  porcentaje de personas que presenten esta deficiencia, no puede ser causa justificable para afirmar que los lácteos no son recomendables por esta razón.

Y en este aspecto es donde es tan importante la evolución humana y la zona del mundo en la que vivas. Si has nacido en países nórdicos seguramente tengas una tolerancia a la lactosa muy elevada. Por el contrario, si has nacido en América Latina, tu tolerancia a la lactosa será muy baja.

Cuando tus antepasados directos eran ganaderos y aprovecharon la leche de vaca como sustento en épocas de poca comida, como herencia evolutiva habrás desarrollado una tolerancia a consumir lácteos.

La osteoporosis

La osteoporosis tiene múltiples causas, y no solo un déficit de calcio. Por ejemplo, se ve potenciada si hay un déficit de vitamina D (la exposición al sol es clave para sintetizarla), vitamina K y también una correcta actividad física.

Habría que hablar más sobre cómo fortalecer nuestros huesos a través del entrenamiento. Y no limitarse a dar recomendaciones de ‘siga usted sentado pero coma este yogur desnatado que es rico en calcio’.

Podríamos hablar de lo mismo en relación al consumo de lácteos y su co-relacion a enfermedades cardiovasculares o diabetes tipo II. Donde diversas revisiones demuestran todo lo contrario. Una relación inversa entre el consumo de lácteos enteros y estas patologias.

Una vez aclarados estos puntos, vayamos a las recomendaciones:

  • Si consumes leche, que sea de vacas criadas con pasto y en libertad. Sabemos que la alimentación que lleve el animal va a incidir en un mejor producto final.
  • Pueden formar parte de los alimentos para ganar masa muscular para aprovechar sus beneficios. (Siempre que no seas intolerante).
  • ¿Lácteos desnatados o enteros? La leche desnatada está desprovista de la grasa (de gran valor nutricional) y las vitaminas liposolubles que se encuentran en ella. Un producto al que luego agregan esas mismas vitaminas de forma sintética y, para mejorar su sabor, azúcares añadidos. Elige siempre lácteos enteros. Sabemos que el consumo de productos light no funciona a la hora de controlar el peso o mejorar la composición corporal.