En los últimos años, se ha puesto muy de moda el ayuno intermitente, que básicamente consiste en dejar de ingerir alimentos durante varias horas seguidas al día y concentrar la alimentación en las horas restantes. Se han encontrado beneficios al respecto y para los adultos puede ser una buena opción, sobre todo en personas que tienen problemas como los altos niveles de glucosa o la resistencia a la insulina.

Aunque se recomienda dejar de comer más pronto por la noche para hacer el ayuno hasta la mañana siguiente, hay personas que prefieren saltarse el desayuno, porque no tienen tanta apetencia cuando se levantan.

No saltarse el desayuno

Lo cierto es que ya se ha abandonado la idea de que el desayuno es la comida principal del día, aunque en el caso de los niños y adolescentes es mejor no saltárselo. Y no solo por su salud física, en esta investigación llevada a cabo por expertos de España y el Reino Unido se concluye que desayunar no solo proporciona beneficios físicos a esta edad, sino también psicosociales.

Los investigadores también aseguran que ciertos alimentos y bebidas están asociados con mayores o menores probabilidades de problemas de comportamiento psicosocial. Y lo que es más llamativo: desayunar fuera de casa es casi tan perjudicial como saltarse el desayuno por completo, porque las comidas fuera de casa son menos nutritivas.

Cereales con yogur / Unsplash
Cereales con yogur / Unsplash

El tipo de alimentos

También se ha demostrado que el café, la leche, el té, el chocolate, el cacao, el yogur, el pan, las tostadas, los cereales y los pasteles están asociados con menores probabilidades de problemas de comportamiento. Los huevos, el queso y el jamón se vincularon con mayores riesgos de tales problemas.

Además del tipo de alimentos, el hecho de fijar una rutina y, si es posible, pasar un tiempo de unión con la familia sienta las bases para hábitos más saludables, lo que es muy importante para los niños y adolescentes en crecimiento, aseguran también los expertos.

Los expertos coinciden que saltarse el desayuno conduce a niveles bajos de energía cuando se comienza el día. Cuando eso ocurre, afecta nuestro estado de ánimo, concentración y función cognitiva. La razón se encuentra en los niveles bajos de azúcar en la sangre después de horas de sueño, que causan cansancio, irritabilidad y mal humor, lo que tiene su incidencia también en la salud mental.

Para los niños y adolescentes que no tienen hambre, los investigadores sugieren que comer menos cantidad al principio puede ayudar a facilitar la digestión y activar lentamente las enzimas y hormonas metabólicas.

Se puede comenzar con un vaso de agua, luego una pequeña pieza de fruta y luego añadir algún tipo de cereal integral, queso o un huevo duro como proteína. Los adolescentes que tomen café o té, pueden hacerlo como parte de su rutina matutina, pero agregando agua y pequeños alimentos saludables que ayuden a mantener el nivel de azúcar en la sangre. Demasiada cafeína sin alimentos puede provocar un aumento de energía, pero luego un bajo nivel de azúcar en la sangre con nerviosismo.