Es cierto que hasta la fecha se han realizado muchos estudios acerca de cómo el ejercicio físico tiene efectos beneficiosos sobre el cerebro y la actividad cognitiva, pero la mayoría de ellos se han hecho con animales. Entre otras cosas, por la complejidad del cerebro humano, que ha provocado que sea más difícil de demostrar esa relación. Sin embargo, sí que parece claro que en los adultos mayores, el ejercicio tiene una función muy importante.

Ahora, un equipo de expertos de la Universidad de California, ha llevado a cabo una investigación en la que se demuestra que, cuando las personas mayores se mantienen activas, sus cerebros tienen más de una clase de proteínas que mejoran las conexiones entre las neuronas para mantener una cognición saludable. Incluso en personas que desarrollan demencias como el Alzheimer y otras enfermedades neurodegenerativas.

Nuestro trabajo es el primero que utiliza datos humanos para mostrar que la regulación de la comunicación entre las neuronas está relacionada con la actividad física”, asegura Kaitlin Casaletto, profesora de neurología y autora principal del estudio, que aparece en la revista Alzheimer's & Dementia: The Journal of the Alzheimer's Association.

Para llevar a cabo los estudios, los expertos realizaron un seguimiento durante años de la actividad física de un grupo de personas mayores, que incluso llegaron a donar sus cerebros cuando murieran.

Pareja madura corre en la playa

“Mantener la integridad de estas conexiones entre las neuronas puede ser vital para defenderse de la demencia, ya que la sinapsis –el espacio entre una neurona y otra– es donde ocurre la cognición”, aseguran los investigadores. “La actividad física puede ayudar a impulsar este funcionamiento sináptico”.

En concreto, los científicos demostraron que las personas mayores que permanecían activas tenían niveles más altos de proteínas que facilitan el intercambio de información entre neuronas. Los efectos iban más allá del hipocampo, el lugar del cerebro que regula la memoria entre otros aspectos, y abarcaban otras regiones del cerebro asociadas con la función cognitiva.

Es importante recordar que la Organización Mundial de la Salud asegura que para los adultos, la actividad física consiste en actividades recreativas o de ocio, desplazamientos (por ejemplo, paseos a pie o en bicicleta), actividades ocupacionales (es decir, trabajo), tareas domésticas, juegos, deportes o ejercicios programados en el contexto de las actividades diarias, familiares y comunitarias. Y como mínimo 150 minutos semanales a la práctica de actividad física aeróbica, de intensidad moderada, o bien 75 minutos de actividad física aeróbica vigorosa cada semana, o bien una combinación equivalente de actividades moderadas y vigorosas.