La vitamina D dispone de receptores específicos en algunas células de nuestro organismo necesarios para ejercer sus funciones, entre ellas linfocitos y macrófagos, células encargadas de la inmunidad celular de nuestro cuerpo. Unos bajos niveles de vitamina D influirían en este sistema inmune, debilitándolo y, por tanto, dificultando nuestra defensa frente a los agentes externos como el coronavirus y otros del estilo, advierten los especialistas. Es por ello que para mejorar ahora estos niveles de vitamina D, se hacen una serie de recomendaciones a la población.

Con el calor del verano, debemos vigilar la exposición al sol

Tomar diariamente el sol 10 o 15 minutos en brazos, piernas y cara

La primera medida sería aumentar la insolación de nuestro cuerpo en la medida de lo posible. Para ello desde terrazas, balcones o a través de las ventanas, los ciudadanos deberían tomar diariamente el sol 10 o 15 minutos en brazos, piernas y cara, aumentando en lo posible la superficie dérmica en contacto con el sol para poder sintetizar más vitamina D. Se debe tomar el sol en las horas centrales del día con el sol alto y procurando no quemar la piel. Aunque en otras épocas las cremas de protección solar son recomendables, en este caso no, porque su uso disminuye mucho la producción de vitamina D. Claro está, todo dependerá del rato que vayamos a estar al sol. En caso de tomar el sol de forma prolongada, el uso de protector es lo recomendable para que nuestra piel no sufra las muchas consecuencias negativas. Ahora que empieza el buen tiempo, será más fácil tener este aporte de vitamina D, pero también hay más riesgo a las quemaduras.

Sol y vitamina D
Sol y vitamina D

La segunda medida sería aumentar en la dieta aquellos productos alimenticios vegetales y animales que tengan vitamina D, por ejemplo, los pescados azules (salmón, boquerones, arenques o sardinas), hongos y setas como los champiñones, marisco, hígado de animales, huevos (yema), aguacate, cereales, así como con alimentos enriquecidos con esta vitamina, como los lácteos que, aunque en España tienen poca cantidad de vitamina D, serían otra fuente.

Finalmente, en determinados colectivos con factores de riesgo asociados (como personas mayores, institucionalizados, niños y adolescentes en crecimiento, lactantes, mujeres embarazadas y pacientes con enfermedades crónicas como enfermedades renales, hepáticas, intestinales, óseas o inmunitarias) se deberían suplementar con algún producto o medicamento con vitamina D, por ejemplo, colecalciferol.

Por tanto, en esta época en la que todavía la pandemia está teniendo un número de casos importante, sería interesante aumentar los niveles de vitamina D porque tienen un papel importante en el sistema inmunitario celular a través de su activación en linfocitos T y macrófagos y estar en mejores condiciones a la hora de afrontar cualquier posible infección. Además como decíamos ya estamos en una época en la que exponerse al sol empieza a ser rutina, y hacerlo de forma controlada nos ayudará y mucho a nivel de salud.