Mientras los problemas de corazón crecen entre la población, los expertos insisten en la importancia de cambiar de hábitos, como método más efectivo para prevenirlos. De hecho, son el estrés, la mala alimentación y el sedentarismo los principales enemigos de la salud cardiovascular. 

La enfermedad coronaria, el problema

La enfermedad arterial coronaria (EAC) se caracteriza por una inadecuada suministración de sangre al músculo cardíaco, es decir, al corazón. Culpable, por ejemplo, de los ataques cardíacos. Entre los factores de riesgo, se encuentran:

  • Los antecedentes familiares.
  • Tabaco.
  • Colesterol.
  • Estrés.
  • Sobrepeso u obesidad.
  • Sedentarismo.

El sedentarismo ha ido en aumento estas últimas décadas, tanto en adultos como en adolescentes y niños. ¿Las consecuencias? Riesgo de padecer una enfermedad arterial coronaria, diabetes tipo II, obesidad, hipertensión arterial…

Caminar también es de gran ayuda

El ejercicio físico, una de las soluciones

Prevenir los factores que incrementan el riesgo de EAC es más fácil de lo que parece. Y aunque hacer ejercicio no es la panacea, ni va a solucionar todos tus problemas de salud, hay otras formas sencillas de reforzar sus efectos y de proteger el corazón:

Caminar ayuda al corazón
Caminar ayuda al corazón
  • Cuida tu alimentación: si estas hecho un lío con porcentajes, macros… No lo dudes, ponte en manos de un nutricionista cualificado. De hecho, puede ayudarte a planificar una dieta para el colesterol, o para solventar otros problemas de salud.
  • Cuida tu mente: debes gestionar correctamente el estrés y cambiar tus pensamientos, no te engañes creyendo que no tiene importancia, la tiene mucho más de lo que piensas. Sé positivo, motívate, medita.

Por lo tanto, y como los estudios concluyen, el riesgo de EAC en individuos activos es significativamente menor que aquellos individuos que son más sedentarios. El ejercicio físico disminuye la presión arterial, aumenta la sensibilidad a la insulina, reduce los niveles de triglicéridos…

Fitness cardiorrespiratorio: el entrenamiento aeróbico.

Tu cuerpo pasa por una serie de adaptaciones morfológicas y funcionales tras el entrenamiento aeróbico (cardiovasculares, respiratorias, metabólicas, endocrinas y osteomusculares) que tienen una relación directa con la prevención de enfermedades cardiovasculares: diminución de la frecuencia cardíaca, aumento del volumen sistólico, disminución de la presión arterial, o el aumento de la densidad capilar y mitocondrial. Eso sí, en él debe cumplirse el concepto de “ejercicios cíclicos que involucren numerosa cantidad de masa muscular durante un tiempo prolongado” (entendiendo ‘cíclico’ como un gesto que se repite continuamente).

Caminar para el corazón

Caminar es una de las actividades más sencillas y básicas del ser humano, apto para casi cualquier sujeto (sedentarios o peso corporal elevado), sobre todo en su fase inicial del entrenamiento. Pero que sea sencillo, no significa que siempre se haga correctamente:

  • Tronco firme y “cabeza alta”, hombros relajados.
  • Pisada con efecto “rodante”, es decir, acción conjunta de pie y tobillo sin una transferencia excesiva del peso corporal hacia el exterior o interior del pie.
  • Coordinación de brazos y piernas.