Una de las discusiones más clásicas cuando estamos cocinando o hablando sobre cocina, es la cuestión de la sal que añadimos a la comida. La sal está claramente asociada a la hipertensión así como a un mayor riesgo de sufrir cardiopatías, sin embargo también representa la mayor fuente de sodio de nuestro cuerpo. El ritmo en el que vivimos nos ha obligado a comer más alimentos procesados, preparados, y con grasas saturadas, lo cual a muchos niveles no es saludable, tampoco si tenemos en cuenta la cantidad de sal que tienen estas comidas.

Trucos para ir acostumbrando a nuestro paladar

Según la Organización Mundial de la Salud, la mayor parte de las personas consumen demasiada sal, de 9 a 12 gramos al día de promedio, lo que representa dos veces la ingesta máxima que se recomienda. Para ser exactos, la misma OMS sugiere que se debe consumir menos de 5 gramos de sal al día, lo cual equivale a una cucharilla de té.

Y para los niños de 2 a 15 años, la propia OMS nos advierte que deberíamos rebajar dicha cantidad también, algo a tener en cuenta cuando preparamos las comidas de los más pequeños. 

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La sal, en el punto de mira

No obstante, sabemos que para muchas personas reducir el consumo de sal es algo complicado, ya que si la hemos consumido durante un largo periodo de tiempo en abundancia, estamos muy acostumbrados a ello. Para ello, existen algunas formas que pueden ser interesantes para ir reduciendo el consumo de sal y que no supongan un problema para nuestra salud. Algunas sugerencias proporcionadas por la misma OMS son las siguientes:

  •  No agregar sal a las comidas. Esto en especial cuando preparamos platos que ya tienen un gusto potente por ellos mismos, ya que seguramente la sal no resulta tan necesaria, al revés que cuando estamos preparando alimentos algo más insípidos.

  • No poner saleros en la mesa, lo cual puede parecer algo muy básico, pero nos puede ser de ayuda.

  • Limitar la cantidad de tentempiés salados que consumimos, lo cual nos ayudará a reducir considerablemente el consumo de sal.

  • Escoger productos hiposódicos (huevos, hortalizas, carnes, frutas…)

Sugerencias que podemos ir aplicando en nuestro día a día para respetar la cantidad recomendada de sal, lo cual afectará positivamente a nuestra salud. Además, para los que tengan miedo por el sabor de la comida, hay que decir que las papilas gustativas se van amoldando al sabor de la comida si disminuimos la cantidad de sal, con lo que en un tiempo ni nos daremos cuenta que hemos reducido de la cantidad de sal.