El insomnio se define como dificultad para iniciar o mantener el sueño y puede manifestarse como dificultad para conciliar el sueño (insomnio inicial), despertarse frecuentemente durante la noche o despertarse muy temprano por la mañana, antes de lo planeado (insomnio terminal).

Las causas del insomnio son múltiples y variadas

La más habitual es un desarreglo de los neurotransmisores (NT), hormonas y mensajeros neurocerebrales, formados en el intestino a partir de precursores alimentarios, los aminoácidos tirosina, glutamato y triptófano, entre otros.

De eso se puede deducir que cualquier trastorno digestivo crónico puede ser causa de problemas anímicos y psicológicos, como la ansiedad, la depresión, la hiperactividad y por supuesto el insomnio.

El insomnio se define como dificultad para iniciar o mantener el sueño

Teniendo en cuenta, por un lado, que las necesidades de sueño son muy individuales, cada uno tiene que saber cuántas horas de descanso necesita, para que su sueño sea suficiente y reparador. Por otro lado, sabemos que no podemos compensar una deuda de sueño, o sea que si no dormimos lo suficiente entre semana, no podremos recuperar la falta de descanso durante el fin de semana.

Si queremos llegar a solucionar este problema, tenemos que revisar nuestros hábitos cotidianos, nuestro entorno y en particular nuestro hogar y nuestro dormitorio, y eliminar todas las interferencias electromagnéticas posibles. Es una buena opción instalar un interruptor general de corriente en el cuarto de dormir.

Insomnio
Insomnio

La importancia de la dieta es fundamental; con ella, podemos compensar deficiencias y excesos, de manera micronutricional, y consumir, si caben, complementos ortomoleculares (vitaminas, minerales, oligoelementos, aminoácidos precursores de NT, etc.).

Podemos también además beneficiarnos del comprobado efecto de la fitoterapia, ya que hay plantas que, de manera científicamente demostrada, tienen un efecto armonizador, adaptógeno, relajante y soporífico. Notemos por ejemplo la melisa (como en el agua del Carmen de las monjas), la pasiflora, el espino blanco, la valeriana, la amapola de California, la flor de azahar, la tila, etc.

Si queremos entender cómo se desarregla la arquitectura del sueño, tenemos que hacer un breve repaso de la función de los neurotransmisores. Algunos son estimulantes: las catecolaminas, por ejemplo (dopamina, noradrenalina y adrenalina) y el glutamato (el que más despierta); otros son tranquilizantes: sosiegan, relajan y facilitan el sueño, como el GABA (ácido gammaaminobutírico, el tranquilizante más potente) y la serotonina, que cumple con muchas otras funciones neurocerebrales, y media en caso de deficiencia en las adicciones, las compulsiones, el apetito, etc.