Los problemas de autoestima están en la raíz de muchos de los problemas psicológicos que experimentan las personas. Sin necesidad de ir de la mano de trastornos mentales, esta clase de valoraciones pesimistas sobre uno mismo hacen más probable que se lleve una vida insatisfactoria, centrada en metas poco ambiciosas.

En este artículo repasaremos varios de los problemas de autoestima más habituales, así como posibles estrategias para gestionarlos y hacer que se vayan desvaneciendo.

Para saber cómo lidiar con esta clase de malestar, es bueno conocer los principales tipos de problemas de autoestima

 

La importancia de la autoimagen

Puede que las relaciones personales sean algo complicado, pero en muchas ocasiones aún lo son más esas relaciones que establecemos con nosotros mismos. Con la idea del “yo” que cada uno de nosotros alberga en su interior.

Y es que los problemas de autoestima son una de las causas más frecuentes de malestar psicológico. Esta clase de situaciones incómodas, ansiógenas o fuente de verdadero dolor emocional parten de un conjunto de creencias que en psicología es llamado autoconcepto, o autoimagen, y que contiene todas esas ideas sobre uno mismo, los adjetivos que definen el “Yo”.

El autoconcepto no es algo que contemplemos fríamente, tal y como un científico miraría a través de un microscopio una muestra, sino que siempre lleva consigo una carga emocional. A esta vertiente del autoconcepto que tiene que ver con cómo nos sentimos ante la idea que tenemos acerca de nuestra identidad la llamamos autoestima.

Así, los problemas de autoestima son esas situaciones que aparecen cuando el modo en el que valoramos el autoconcepto es muy pesimista, y nos hace sentir ansiedad, asco u otras sensaciones y sentimientos cada vez que recordamos quiénes somos. Para saber cómo lidiar con esta clase de malestar, es bueno conocer los principales tipos de problemas de autoestima. Veamos cuáles son.

autoconcepto
 

 

Los complejos por falta de talento

Es muy posible que buena parte de los problemas de autoestima aparezcan ante la creencia de que no se tiene talento para hacer algo importante para uno mismo. Desde esta perspectiva, hay algo que escapa al propio control y que impide o dificulta mucho progresar en un ámbito de conocimiento o de entrenamiento determinado.

Sin embargo, hay que tener en cuenta que el talento es, simplemente, el fruto de esforzarse mucho durante mucho tiempo, y que el hecho de no progresar en algo acostumbra a ser indicativo de que, simplemente, esa tarea no motiva lo suficiente. Ahora bien, para que esta idea haga efecto mejorando el nivel de autoestima es necesario pasar por una reestructuración cognitiva, tal y como veremos.

La comparación constante

Quien se obsesiona por compararse todo el rato con los demás, termina encontrando mil ejemplos de personas que, en términos generales, parecen ser superiores a uno mismo en todos los sentidos.

La buena noticia es que la información que tenemos sobre los otros siempre es insuficiente y demasiado sesgada como para emitir opiniones valorativas con fundamento sobre ellos. La mala noticia es que quien le da la importancia suficiente a este tipo de cuestiones, probablemente será incapaz de tener en cuenta este razonamiento, y simplemente pensará recurrentemente en lo malo que es uno mismo en comparación a otros.

Los sentimientos de culpa

Culparse por errores cometidos en el pasado, ya sean por hacer algo o por no haberlo hecho, es una fuente común de problemas de autoestima. La vida nos da muchas oportunidades para fallar, y algunas veces el sentimiento de culpa queda enquistado.

A pesar de que aparentemente este sentimiento nos habla del reconocimiento de algo que no debería haber ocurrido, no siempre se traduce en la voluntad de evitar caer en la misma clase de equivocaciones. Pero, cuando sí se intenta compensar la situación, esto es una manera en sí de solucionar el problema de autoestima, si se gestiona el autoconcepto del modo adecuado.

¿Cómo terminar con el malestar?

Los casos más graves y evidentes de problemas de autoestima deben ser tratados por psicólogos, dado que tienen los recursos para hacer algo muy necesario en estos casos: ayudarnos a cambiar el modo en el que pensamos sobre nosotros mismos, y hacer que adoptemos hábitos coherentes con un nivel de autoestima normal.

Estas dos vías de acción, típicas de la terapia cognitivo-conductual, permiten volver a la normalidad en cuestión de semanas o pocos meses