La autoestima es un cómputo de las percepciones, los sentimientos, las evaluaciones y los pensamientos, u opiniones positivas o negativas que una persona tiene de si misma. Esto está ligado a la manera en la que evalúa todos estos conceptos, sus propias experiencias y sus sentimientos. Es decir, es una opinión muy subjetiva.

Por otro lado, la autoestima es desarrollada y modificada a lo largo de nuestras vidas. Aquellos que en su sus primeros años de vida han tenido una buena educación y crianza tienen más posibilidades de impulsar un desarrollo correcto de la autoconfianza y la autovaloración; en casos así, llegan a la adultez con una buena dosis de trabajo ya realizado, y por ello se ahorran problemas a los que enfrentarse en su vida.

En definitiva, nuestra primera educación tiene un peso elevado en la autoconfianza y la autovaloración que desarrollamos, y desde ahí influye en lo que nos irá sucediendo a medida que va transcurriendo la vida.

La autoestima es desarrollada y modificada a lo largo de nuestras vidas

Los problemas de autoestima

Cuando se tienen problemas de autoestima, estos pueden observarse en casi todos los ámbitos de la vida de una persona: a nivel familiar, de amistades, de trabajo, de pareja, etc. De ahí la importancia de intentar solucionar el problema tan pronto como se es consciente de que existe.

La falta de autoestima nos lleva a ser infelices de manera repetitiva en alguno de los ámbitos citados o en todos ellos, y a casi no poder tener nunca una satisfacción general de felicidad.

Autoestima
Autoestima

Ante esta realidad, hay una lista de los síntomas, para poder reconocer el problema. Puede que hayan personas que sólo tengan algunos de estos problemas, pero que los sufran de manera muy intensa, mientras que otras personas pueden tener un poco de cada. Lo importante es reconocerlo y poder tomar medidas para solucionarlo y romper el hábito adquirido que nos está mermando nuestra capacidad de sentirnos felices en nuestro día a día.

Algunas expresiones de la baja autoestima son las siguientes:

  • Sentir inseguridad en uno mismo, ya sea en el trabajo, con la pareja, con los amigos...
  • Sentir miedo de manera recurrente.
  • No esforzarnos por conseguir lo que queremos porque creemos que no lo lograremos.
  • Sentir que no merecemos las cosas buenas de la vida.
  • Necesitar la aprobación de los demás para hacer las cosas o sentirnos mejor.
  • La sensación de no hacer nunca las cosas lo suficientemente bien, así que nos auto exigimos mucho y aún y así no nos damos del todo contentos.
  • La auto-exigencia exagerada, que nos priva de evolucionar y nos lleva al bloqueo y la no acción por temor al fracaso.
  • Percibir a los demás como si fuesen superiores a nosotros y tener la sensación de que no llegaremos nunca a ser como ellos.
  • Atribuir los logros a causas externas o a la suerte y los fracasos a causas internas.
  • Nunca felicitarnos por nuestras cualidades, quizás ni siquiera verlas nunca.
  • No estar satisfechos con lo que hacemos pensando que lo podríamos hacer mejor. La persona no se siente apta para desarrollar ningún tipo de actividad.
  • Sentirse infeliz, culpable y triste. La mezcla peligrosa de las tres emociones, que nos lleva a una desesperación sin fondo.
  • Centrarnos en nuestras debilidades.
  • Sentirnos poco atractivos generalmente.
  • Necesitar la aprobación de los demás con mucha frecuencia.

Cómo aumentar la autoestima

Realmente, no existe una fórmula mágica, pero ser consciente del problema ya es el primer gran paso para hallar la solución.

Estas son varias acciones que nos ayudan a aumentar la autoestima:

  • Marca objetivos realistas y que se puedan cumplir.
  • Huye del perfeccionismo extremo, no te machaques
  • Trátate con cariño y mucho respeto. Si tu no lo haces, no podrás esperar que los demás lo hagan.
  • Siente que tienes derecho a ser feliz.
  • Atrévete al cambio.
  • No te maltrates pensando en lo que ha sido hasta el momento actual.
  • Mira con optimismo lo que puedes cambiar.
  • Permítete equivocarte y no reprimirte si te equivocas.
  • Intenta buscar tres cosas buenas de ti al día.
  • Pregúntate con frecuencia: qué es lo peor que te podría pasar.
  • Perdónate. Si tu no lo haces, será difícil cambiar las cosas.
  • Desarrolla la auto compasión.
  • Felicítate por tus logros.
  • Haz ejercicio.
  • Medita aunque sean pocos minutos al día.