La pugna entre Santa Eulalia y la Virgen de las Mercedes para ganarse la confianza de los barceloneses oculta que la capital de Catalunya no tiene una ni dos patronas, tiene tres. Y la tercera en discordia, por muy olvidada que esté, ha tenido históricamente un papel protagonista en situaciones de sequía. Se trata de Santa Madrona, la tercera patrona de Barcelona o, mejor dicho, una de las tres copatronas de la ciudad, la cual históricamente tuvo un papel muy importante para la ciudad en situaciones como la que vivimos en la actualidad, la de una sequía que no afloja y que comportará el paso inminente a la fase de emergencia en los próximos días.

Las rogativas 'pro pluviam', o sea, para pedir lluvia, son un remedio secular practicado por los creyentes y la Iglesia católica que, hace tiempo, se consideraba casi infalible, ya que, pronto o tarde siempre acababa lloviendo. Precisamente por la seriedad del acto y la confianza en su utilidad, a menudo han quedado registradas en todo tipo de anales eclesiásticos. Por eso, en Barcelona tenemos memoria de que Santa Madrona protagonizaba las rogativas que la ciudad consideraba necesarias para conseguir la intercesión divina para conseguir que la lluvia pusiera fin a la sequía, y eso se hacía a partir de unas ceremonias específicas que consistían en el traslado de las reliquias de la santa.

Pero mejor empecemos por el principio. Según la tradición cristiana, Madrona fue una joven cristiana de Salónica que murió virgen y mártir en el marco de las persecuciones del emperador romano Diocleciano en algún momento de finales del siglo II o principios del siglo III. Su veneración en Barcelona sufrió la misma transmutación que su colega Eulalia, y tradicionalmente se la consideró barcelonesa, aunque no hay ninguna evidencia histórica que sustente esta versión. En todo caso, en estas cuestiones de fe vale más dejar la rigurosidad histórica en un segundo plano y aceptar como plausible el relato que explica como las reliquias de Santa Madrona viajaban en barco hacia Marsella a finales del siglo IX, pero a causa de un temporal llegaron a Barcelona. No está de más recordar que en el caso de las reliquias que hay en Barcelona, también es mejor no hacerse muchas preguntas.

Antídoto contra la sequía

El caso es que las reliquias permanecieron en Barcelona, supuestamente porque cada vez que el barco intentaba partir, una tormenta inesperada se lo impedía. Y si intentar mover las reliquias provocaba lluvia, era evidente que Santa Madrona tenía todos los requisitos necesarios para convertirse en antídoto contra la sequía. En este contexto, las reliquias fueron depositadas en la ermita de Sant Fructuós de Montjuïc, que podría ser la actual capilla de Santa Madrona, documentada en 1403 y aunque modificada varias veces, sería la misma que todavía pervive dentro del recinto del Palacete Albéniz -normalmente cerrado al público porque es residencia de la familia real española-, pero que se ve desde la avenida de los Montanyans, la calle que rodea el Palau Nacional de Montjuïc.

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La ermita de Santa Madrona de Montjuïc, dentro del recinto del Palacete Albéniz / Foto: Google Street View

En todo caso, en 1563 el Consell de Cent declaró el día de Santa Madrona, el 15 de marzo, como fiesta de precepto en Barcelona, y en 1564 fue proclamada copatrona, junto con Santa Eulalia, aunque al final las dos serían desbancadas del punto más alto de este peculiar podio de patronazgos por la Virgen de las Mercedes, proclamada como patrona en 1687 por el Consell de Cent y ratificada como tal por el Papa de Roma en 1868. Sea como sea, Santa Madrona, protectora de los navegantes y las sirvientas -porque otra versión de la vida de la santa era que era sirvienta de un ama judía, que la mató a golpes cuando descubrió su fe cristiana- es todavía hoy una de las tres patronas de Barcelona, aunque la más desconocida.

Reliquias viajeras para garantizar la lluvia

Como ya se ha mencionado más arriba, las rogativas en Santa Madrona para invocar la lluvia eran convenientemente reseñadas, y eso comporta que los archivos eclesiásticos se han convertido en una fuente documental importante para investigar los episodios de sequía en la ciudad de Barcelona. Si las reliquias de Santa Madrona eran trasladadas, señal que la ciudad iba corta de agua. Así se explica en el estudio académico El context climàtic del Llibre de les Fonts de Mariano Barrientos y Santiago Gorostiza, incluido en El Llibre de les fonts. Aigua, clima i societat a la Barcelona del segle XVII (Editorial Afers - Ajuntament de Barcelona, 2022), donde se explica que "el estudio histórico de la duración de los episodios de sequía es posible en el caso de Barcelona gracias a la liturgia que se realizaba cuando la sequía se agravaba".

"Las reliquias de Santa Madrona se exponían en el altar de la catedral hasta que las autoridades establecían que la sequía se había acabado, momento en que las reliquias se retornaban a la capilla de Santa Madrona, en Montjuïc," continúa el relato, que hace referencia a la primera mitad del siglo XVII, y que incluye un apéndice donde se detallan las bajadas y subidas de las reliquias. Por ejemplo, el 28 de agosto de 1623 y en el marco de un agravamiento de la sequía de leve a moderada, se bajan las reliquias a la Sede, que retornan a Montjuïc el 16 de octubre, una vez llegadas las lluvias y dada por acabada la sequía.

Episodios parecidos se vivieron en diecisiete ocasiones entre los años 1625 y 1650, siempre con la misma puesta en escena, ante un agravamiento de la sequía, bajada de las reliquias a la Catedral hasta que se da por acabado el episodio con la llegada de las lluvias y las reliquias, previa celebración de un Te Deum Laudamus, vuelven a la ermita de Montjuïc. Como colofones, son lo bastante significativos los episodios registrados en 1651 y 1653. El primero, cuando el 3 de enero, "se determina bajar las reliquias de Santa Madrona pero cae tal lluvia que las autoridades ni siquiera pueden salir de la ciudad para hacer efectiva la rogativa", y el segundo, cuando el 7 de marzo, "se hace una función de rogativas con las reliquias de Santa Madrona de un solo día de duración por la situación bélica que sufre la ciudad. A pesar de todo, se obtienen unas buenas lluvias".

¿Qué pasó con las reliquias?

A pesar de la efectividad demostrada según este relato, el Ayuntamiento de Barcelona actual no parece tener interés en pedir la intercesión de Santa Madrona para acabar con la sequía. En todo caso, tampoco lo tendría fácil, porque aparentemente solo se conserva una de ellas. Hemos visto que los restos se conservaban en la ermita de Montjuïc incluso en situaciones bélicas como las de la Guerra de los Segadores, pero a causa de la destrucción ocasionada durante la Guerra de Sucesión, los restos de la santa acabaron en el interior de la ciudad, siendo depositadas en 1723 en el nuevo convento de los Capuchinos de la Rambla. Cuando aquel convento desapareció y en su lugar se abrió la plaza Reial en 1835, las reliquias fueron a parar a la iglesia de Sant Miquel, que a su vez desapareció al cabo de unas décadas con la apertura de la plaza del mismo nombre.

Ahora bien, en paralelo se construyó la parroquia de Santa Madrona en la calle Tapioles del Poble-sec, consagrada en 1888, y allí que fueron a parar las reliquias, hasta que en 1909, llegó la Semana Trágica, la iglesia ardió y las reliquias fueron profanadas y perdidas, a excepción de un resto que fue escondido por un vecino, que lo devolvió a la iglesia cuando las aguas se calmaron. En todo caso, si la situación de sequía persiste, tampoco sería del todo descartable hacer una rogativa a Santa Madrona para que favorezca la lluvia. ¿Nunca se sabe, verdad?

 

Imagen principal: Grabado Santa Madrona: virgen y martir, hija y patrona de Barcelona / F.Raffaele da Roma cap.delin. ; Francesco Cecchini incise por Raffaele da Roma, F.; Cecchini, Francesco - 1790 - Institut Cartogràfic i Geològic de Catalunya. Cartoteca digital, Spain - Public Domain