El próximo año hará cincuenta de la muerte del dictador Francisco Franco. Medio siglo después, y como prueba de una transición que nunca significó una ruptura con el régimen fascista anterior, todavía permanecen restos de aquella dictadura, algunos más visibles que otros, En Barcelona mismo se pueden ver en algunos lugares, sobre todo en forma de placas con el símbolo de la Falange —el yugo y las flechas que en su momento certificaban que un determinado inmueble estaba dedicado a viviendas de protección oficial. Una simbología fascista que, en aplicación de la ley de memoria histórica, ya debería haber desaparecido.

Es en este contexto que la Sindicatura de Greuges de Barcelona se ha dirigido este miércoles al Ayuntamiento para insistir en la necesidad de seguir avanzando en la retirada de simbología fascista en la ciudad, haciendo especial mención en que se trata de un periodo de la historia en que se vulneraron los derechos humanos de manera sistemática. Por eso, la sindicatura ha trasladado dos recomendaciones a la Concejalía de Memoria Democrática: que haga público el censo de placas y otras referencias a retirar en la ciudad, y que valore la conveniencia de establecer un canal a fin de que la ciudadanía pueda comunicar la detección de simbología fascista.

En este sentido, el defensor del pueblo barcelonés recuerda que la Ley 20/2022 de Memoria Democrática tiene por objeto la recuperación, salvaguardia y difusión de la memoria democrática, entendida como la reivindicación y defensa de los valores democráticos y los derechos y libertades fundamentales a lo largo de la historia contemporánea de España y define cuáles son los elementos contrarios a la memoria democrática, establece el procedimiento para su retirada o eliminación, y dictamina que las formas y los plazos de estas actuaciones, sean iniciadas por la administración pública o por la ciudadanía. Además, la misma ley impulsa la elaboración de un catálogo de símbolos y elementos contrarios a la memoria democrática, que en el caso de Barcelona, todavía no está disponible.

De hecho, el mismo consistorio ha puesto en marcha campañas de retirada de este tipo de simbología y, según ha apuntado la sindicatura, el consistorio sigue trabajando en el proceso de detección y retirada de simbología fascista por toda la ciudad. Ahora bien, ante la intención de la Casa Gran de tener un censo de elementos a retirar en junio del 2024, a partir de las informaciones de los distritos afectados y de la valoración de los servicios jurídicos, la Sindicatura de Greuges de Barcelona no solo espolea al Ayuntamiento a seguir avanzando en esta dirección, sino que propone que este censo sea público (preservando siempre aquellos datos que sean susceptibles de trato confidencial), así como el procedimiento a seguir para su retirada, y añadiendo que habría que valorar la conveniencia de establecer un canal a fin de que la ciudadanía pueda comunicar la detección de simbología fascista que no conste en el censo elaborado por el Ayuntamiento de Barcelona.