La época dorada de los quioscos de prensa, cuando tenían tanto material a la venta que a menudo se veían obligados a ocupar en espacio de la vía pública más allá del establecimiento, ya es cosa del pasado. La bajada de ventas de la prensa escrita, tanto de diarios como de revistas de todo tipo, ha hecho que los quioscos se hayan tenido que reconvertir en las últimas décadas y buena parte de ellos han quedado en desuso, a menudo abandonados en la vía pública todavía con anuncios amarillentos del momento en que cerraron. Precisamente, este miércoles, un quiosco de Barcelona que llevaba una década cerrado ha sido retirado. Se trata del que había en la calle Numància junto al chaflán con la calle Berlín.

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El espacio del quiosco, nuevo tramo de acera ganado para la ciudadanía. A la derecha, el camión con el quiosco cargado / Foto: Jordi Palmer

Un quiosco cerrado, de hecho, sólo es un estorbo en la vía pública, pero también un elemento que, como no tiene ningún uso, puede llegar a pasar desapercibido. En todo caso, este miércoles por la mañana, un conjunto de operarios ha procedido a tirar lo que quedaba del contenido interior, entre los cuales un cartel anunciando participaciones de la lotería de Navidad del año 2012, y poco después, un camión grúa lo ha cargado y se lo ha llevado. El trozo de calle que ocupaba ha quedado repavimentado y de golpe se han esfumado años de una pequeña historia urbana. De hecho, el cartel del 2012 había quedado como testimonio de sus últimos tiempos y como marca de los años que ha estado cerrado.

Nuevos usos para los quioscos

De hecho, el Ayuntamiento de Barcelona procede a retirar los quioscos en desuso, pero facilita que los que todavía perviven puedan reconvertirse con nuevos usos. Al principio de julio, el consistorio llegó a un acuerdo con la Associació de Professionals de Venedors de Premsa de Barcelona i Província, el Col·legi de Periodistes de Catalunya i l'Associació de Quioscos de la Rambla por los cuales se autorizaba los quioscos de prensa a, además de ofrecer sus servicios habituales, poder diversificarse con otras posibilidades como servir comida para llevar envasada, hacer de punto para la distribución de última milla de paquetería o para la recarga de baterías eléctricas.

De hecho, según datos de julio, Barcelona contaba con 322 quioscos, de los cuales 259 están adjudicados y 10 cedidos al Instituto Municipal de Personas con Discapacidad para su explotación vía una cooperativa. En aquel momento, había 53 quioscos vacantes, de los cuales estaba prevista la retirada de 31 antes de que acabe el actual mandato, el próximo mayo. Uno de estos 31 ha sido el de la calle Numància, que ya forma parte del pasado y una señal de los signos del tiempo.