Barcelona tiene episodios que pueden pasar desapercibidos para el público en general, pero que cuando se rasca un poco revelan historias sorprendentes. Una de ellas es la de la fábrica Numax, una empresa de electrodomésticos que vivió una etapa de autogestión liderada por sus trabajadoras que quedó inmortalizada en dos películas documentales y que ahora volverá a la actualidad gracias al bautizo del interior de manzana del antiguo cine Niza en honor suyo, una historia donde la autogestión obrera y la reivindicación vecinal van unidos para honrar el pasado y reconvertir el presente. A partir del 4 de marzo, este interior de manzana desde donde se disfruta de las mejores vistas a la torre del evangelista Marcos de la Sagrada Familia pasará a llamarse Treballadores de la Numax.

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Fotograma del documental 'Numax presenta' / Foto: Filmoteca de Catalunya

La Numax fue una fábrica de electrodomésticos dentro del ambiente industrial del Poblet, el actual barrio de la Sagrada Familia, que estaba situada en la calle Marina entre Còrsega y Rosselló. El edificio industrial ha desaparecido, sustituido por bloques de pisos, pero su memoria todavía perdura y quedará asegurada con el bautizo de un interior de manzana cercano que fue largamente reivindicado por los movimientos vecinales en una historia que ha tenido altibajos, amargas derrotas y pequeñas victorias y que transcurren casi en paralelo. De la Númax al Niza, pasando por los nazis, esta es la historia que recuerda una Barcelona autogestionaria que no ha muerto del todo y que, en cierta manera, continúa vigente.

En los años de la transición democrática en España, la fábrica Numax pasó una época complicada antes de su cierre definitivo. Todo empezó hacia el año 1976 cuando sus propietarios, alemanes llegados a Catalunya tras la Segunda Guerra Mundial, decidieron cerrar la fábrica de manera fraudulenta, con despidos y el intento de vender la maquinaria bajo mano en el marco de una huelga que comportó que los trabajadores tomaran una decisión revolucionaria, tomó las riendas de la fábrica y autogestionarla. Las trabajadoras lideraron la experiencia, que duró unos dos años y medio y no acabó bien, ya que al final la fábrica cerró.

Inmortalizado en el cine

Ahora bien, para que la experiencia no cayera en el olvido, la misma asamblea de trabajadores decidió invertir las últimas 600.000 pesetas (unos 3.600 euros) de la caja de resistencia en un documental que dirigió Joaquim Jordà, cineasta especializado en el cine de denuncia. De allí salió la película de 1979 Numax presenta, en la cual los propietarios alemanes quedan retratados como nazis -su llegada a Catalunya justo después de la Segunda Guerra Mundial ayudaba a este enfoque- y se inmortaliza el ambiente revolucionario que se vivía en la fábrica. Dos décadas más tarde, Jordà hizo una segunda parte, Veinte años no es nada, donde reunía antiguos trabajadores que habían seguido proyectos de vida diferentes.

Si esta es, brevemente, la historia de la Numax y su supuesta conexión nazi, en un salto temporal hasta 2014 se llega a la otra parte del relato, el del cierre del cine Niza. Situado en la plaza de la Sagrada Familia, su cierre y posterior derribo fue objeto de una larga reivindicación vecinal, que reclamaba que el espacio fuera destinado a equipamientos. La batalla se medio perdió, ya que en la actualidad, en el mismo espacio hay un supermercado de la empresa Mercadona, pero también se medio ganó, porque se reservó un espacio poara hacer un interior de manzana de acceso público que, además, conecta la mencionada plaza y la calle Provença con la calle del Rosselló. Además, de acuerdo con el Ayuntamiento, se consiguió para las entidades vecinales un equipamiento situado en la calle Nàpols, el actual Ateneu el Poblet.

Conexión entre la Numax y el Niza

En un nuevo salto temporal hasta la actualidad llega la conexión entre la historia de la Numax y la del cine Niza, cuando se plantea la necesidad de bautizar de alguna manera el interior de manzana. "Lo que no podía ser es que se llamara manzana del Mercadona", relata en conversación con elNacional.cat Gabriel Mercadal, tesorero de la Associació de Veïns de la Sagrada Familia y uno de los impulsores del cambio de nombre. "Se buscaba un nombre relacionado al mismo tiempo con el pasado industrial del barrio y con el cine", porque así se recordaba a la vez el patrimonio industrial y el espacio ocupado por el antiguo cine, que a su tiempo era uno de los "espacios de ocio de los obreros de las fábricas vecinas".

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El cine Niza poco antes de su cierre definitivo. Ahora en el espacio que ocupaba hay un supermercado y una plaza pública / Foto: Color Sépia

En este contexto, recordar la fábrica Numax entroncaba con la historia industrial y al mismo tiempo cinematográfica, gracias a las películas que en su momento hizo Jordà. Y todavía más, conmemorar el papel de las trabajadoras redondeaba el círculo, ya que entra dentro de la política municipal de feminizar el nomenclátor. De hecho, la inauguración del nuevo nombre será el acto central del distrito del Eixample en torno a la celebración del Día de la Mujer del 8 de marzo. La inauguración será el 4 de marzo, con asistencia de extrabajadoras y servirá al mismo tiempo para "homenajear el pasado industrial y al mismo tiempo homenajear la lucha de la Plataforma pel Niza y la asociación de vecinos para conseguir equipamientos", recuerda Mercadal, que añade que también permite reivindicar "una lucha concreta de autogestión, donde las mujeres tuvieron un papel fundamental".

PLAZA INTERIOR PROVENZA 409 / Foto: Montse Giralt
El interior de manzana recibirá el nombre de Treballadores de la Numax / Foto: Montse Giralt

De esta manera, las "luchas compartidas" a lo largo del tiempo para conseguir principios básicos, como un trabajo o unos equipamientos vecinales, se juntan en esta historia que tiene como ítems principales la relación entre unas mujeres trabajadoras que pilotaron la autogestión de una fábrica y evitaron durante dos años y medio su cierre y la lucha vecinal para conseguir equipamientos o, en este caso, un interior de manzana de uso público. El cine, tanto por la parte del Niza como por la parte de las películas de Joaquim Jordà religan esta historia que nos remite a finales de los setenta, cuando en eso, como en muchos otros aspectos, las barcelonesas y los barceloneses optaron por autogestionarse.