La calle Cerdà es un callejón sin salida de unos 25 metros de longitud con entrada desde la calle Pons i Gallarza, en el núcleo central del barrio de Sant Andreu de Barcelona. Como no tiene salida no es un sitio de paso ni tiene ningún comercio. Los únicos activos del callejón eran, de hecho, los cuatro árboles que garantizaban sombra durante todo el año y un ambiente fresco durante el verano. Eso era así hasta que la semana pasada, el miércoles 21 de julio, operarios del Ayuntamiento de Barcelona lo deforestaron completamente, talando los cuatro ejemplares de sófora -tres robustos y uno más joven- y dejando toda la calle sin ninguna sombra más que la proyectada por los edificios.

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Así era la calle Cerdà hasta la semana pasada / Google Street View

La acción fue polémica -y más en un barrio en pie de guerra por el controvertido nuevo sistema de recogida de basura- y generó protestas entre los vecinos y peticiones de explicaciones en el consistorio, precisamente en un día en que se conocía que la alcaldesa, Ada Colau, había sido escogida para liderar en Europa la C-40, la red mundial de ciudades que hacen frente a la emergencia climática. El ayuntamiento tardó veinticuatro horas en salir a dar explicaciones, asegurando que la tala de árboles fue motivada para permitir la carga y descarga de los materiales de obras de la finca de Can Barbosa, un caserón que durante un tiempo fue la casa okupada La Gordíssima, que será rehabilitado y convertido en un edificio de viviendas privadas.

El mismo ayuntamiento anunció que una vez terminadas las obras, con una duración prevista de 18 meses, los ejemplares de árboles serán reemplazados, lo cual significa que hará falta abrir la calle para extraer las raíces de los árboles, ya que han sido talados dejando la cepa a la altura de los alcorques.

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Fachada principal de Can Barbosa, con el andamio y una pintada reivindicativa / Jordi Palmer

En todo caso, la justificación del ayuntamiento también provocó protestas de los vecinos del barrio, que anunciaron movilizaciones para evitar el inicio de las obras, pero finalmente ya han empezado esta misma semana. Este martes, el callejón estaba ocupado por material de obra, mientras que en la fachada frontal del edificio, situada en Pons i Gallarza, ya se ha levantado un andamio. Eso sí, en los bajos de la finca ha aparecido recientemente una pintada de protesta: 'Nuestras raíces contra vuestros negocios'.

La fachada se mantendrá

El nuevo edificio de Can Barbosa mantendrá la fachada, que está catalogada, pero será profundamente rehabilitado en su interior para convertirse en un edificio de viviendas privadas. El inmueble, construido a mediados del siglo XIX ha tenido varias vidas, entre las cuales café-teatro, ateneo y casa okupada, bautizada como la Gordíssima por la calle de Gordi, otro callejón sin salida paralelo al de Cerdà. Y sin árboles.

La promoción inmobiliaria, de la empresa Can Barbosa S.L., prevé la construcción de ocho viviendas de alto standing, entre los cuales cuatro dúplex con jardín privado de superficies que oscilarán entre los 80 y los 140 metros cuadrados.

 

Imagen principal: La calle Cerdà, sin árboles y lleno de material de obra / Jordi Palmer