El pasado 22 de noviembre, más pronto que nunca, Barcelona dio por inaugurada la temporada navideña con el encendido de las luces de Navidad, que este año se renuevan en buena parte. Unas de las que más han llamado la atención han sido las de la calle Aragó y en este Barcelona Exprés os explicamos por qué hay defensores y detractores.

 

Empecemos por la parte positiva. En una Navidad cada vez más impersonal y a menudo con luces que no tienen ninguna vinculación con estas festividades, ha sido una grata sorpresa que la propuesta de las luces de la calle Aragó haya sido la de recuperar conceptos tradicionales a partir de frases como Busca el caganer, Més escudella, Ara, torrons o I demà canelons. Se trata de un proyecto del estudio SMLXL en colaboración con MA-MA que ha gustado mucho a los barceloneses, por la utilización desacomplejada de la lengua catalana y motivos de la tradición navideña.

Y ahora, la parte negativa. Si os fijàis, los carteles están todos orientados de Besòs a Llobregat, de manera que si se camina en la dirección contraria, están del revés. Esto tiene una razón práctica, están pensados en la dirección del tráfico rodado. Aún más, los carteles, que representan diversos momentos de las Navidades de forma cronológica —Navidad, San Esteban, Reyes…—, no están situados de manera frontal, sino en diagonal, y esto no es porque sí, sino que están puestos así expresamente para ayudar la lectura a quien circule en coche o moto por la calle. De hecho, en declaraciones a Catalunya Ràdio, los mismos autores apuntaron que se buscaba el efecto de incluir “la velocidad” en el diseño, de manera que “cuando vas a velocidad parece que estés pasando cada uno de los momentos de Navidad, porque las frases están pensadas de manera cronológica”.

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Esta disposición enfocada a los conductores más que a los peatones es lo que no ha gustado a la entidad Eixample Respira, que ya ha hecho público su desacuerdo con este tipo de diseño, al considerar “contraproducente” convertir las luces en un elemento de distracción para conductores. Para esta entidad, la iluminación “pone de relieve el despropósito: se normaliza una velocidad de circulación que sitúa la calle Aragó sistemáticamente entre los puntos negros de siniestralidad vial de la ciudad”. “Convertir esta realidad en un elemento lúdico y de distracción para los conductores no es solo inadecuado, sino profundamente contraproducente”, remachan desde Eixample Respira. Y vosotros, ¿qué pensáis, os gustan estas luces u os molestan?