El trayecto en Metro entre las estaciones de Via Júlia y de Verdaguer tiene una duración habitual de unos quince minutos, que este miércoles por la mañana se han convertido en casi cuarenta minutos haciendo uso de los servicios de bus alternativo que Transports Metropolitans de Barcelona (TMB) ha puesto a disposición de los usuarios en este inicio del gran corte de verano del Metro de Barcelona, que este año afecta a un importante tramo de la L4, entre las estaciones de Verdaguer y Trinitat Nova, así como el tramo entre Trinitat Nova y Casa de l'Aigua de la L11. Como ya es habitual en el primer día de estos cortes y hasta que los usuarios no se acostumbren a esta incidencia y sus alternativas, se han producido aglomeraciones en los buses lanzadera y, sobre todo, se han visto muchos pasajeros despistados. Para compensar, TMB ha desplegado a un ejército de informadores para regular el pasaje afectado por el corte.
De hecho, a pesar de que el corte había sido anunciado desde hacía días y que desde la semana pasada ya había informadores en las estaciones, además de cartelería e, incluso, se había instalado señalización allí donde se sitúan las paradas del servicio de bus alternativo, muchos usuarios no se ha dado cuenta del corte hasta que se lo han encontrado delante. Además, se trata de una afectación importante que suprime de golpe una de las principales vías de acceso al centro de la ciudad desde los distritos de Horta-Guinardó y Nou Barris y eso ha hecho, que, en este miércoles, laborable aunque ya no lectivo, se hayan visto circular los buses totalmente abarrotados, en especial en dirección al centro de la ciudad.
Por ejemplo, en la Vía Júlia sobre las ocho y media de la mañana se ha podido ver que en la parada que suple la estación de Via Júlia, que también da servicio regular, había mucha gente esperando el bus alternativo. El bus D50, que hace un recorrido similar, circulaba lleno, mientras que Dúnia y Lidia, tras enterarse del corte en su recorrido hasta Congrés prometían para el día siguiente "cambiar el recorrido". Y es que ya se cuenta con que el impacto importante de estas obras se irá diluyendo a medida que pasen los días y los usuarios acaben por encontrar la mejor opción a sus desplazamientos... o que empiecen vacaciones, como Tomás, que informa que "el próximo lunes" ya se lo ahorrará porque no tendrá que ir a trabajar.



Viajar en bus como si fuera el Metro comporta que en Via Júlia todavía sea posible encontrar asiento, misión imposible a partir de Llucmajor, aunque en Maragall, con enlace con a L5 y con el bus efectuando dos paradas, el bus se vacíe parcialmente. De hecho, Elmer señala que "estaría bien una parada en Virrei Amat", ya que el bus pasa por delante de esta estación, pero, como es de la L5, no efectúa parada, aunque serviría para descongestionar los vehículos, por lo menos en sentido al centro de la ciudad. Aunque se trata de buses articulados de gran capacidad, donde se puede acceder por todas las puertas y una frecuencia en hora punta de unos cuatro minutos y que la previsión indique una bajada de pasaje los próximos días, lo cierto es que el tiempo siempre será más largo que en metro, y todavía más cuando empiecen las obras de repavimentación de la calle de Pi i Margall, que obligarán en un recorrido doblemente alternativo. "Tendré que salir con más tiempo", aclara con cierto desespero aLaura.
Verdaguer, zona cero del corte
La estación de Verdaguer, como ya pasó con el corte de hace dos años, se ha convertido nuevamente en la zona cero del corte, ya que aquí se acaba la L4, que solo funciona en dirección a La Pau y donde también es posible coger la L5 y el TramBesòs. Es también en Verdaguer donde hay que redirigir todo el pasaje que llega en Metro y quiere continuar trayecto en dirección a Trinitat Nova. Por eso mismo, desde que se baja del Metro el usuario encuentra personal que informa de la dirección correcta según el itinerario que se quiera seguir. En esta ocasión, a causa de la disposición de la estación y los cambios de agujas, se utilizan los dos andenes, uno para que baje el pasaje y el otro para que pueda subir.
Esta afectación se alargará durante más de dos meses por renovación de las vías y de la señalización. Con dos fases, las alteraciones han empezado este 25 junio y está previsto que acabe el 8 de septiembre. Las obras incluirán la sustitución de las vías viejas por unas nuevas con vía hormigonada, en una operativa similar a la que se hizo hace dos veranos en la L4. El objetivo, pues es modernizar la línea, conseguir más fiabilidad, reducir las vibraciones y hacer más estable al servicio, un objetivo que, eso sí, tiene el precio de generar afectaciones a los usuarios, que en esta primera jornada se han traducido en aglomeraciones.