Ramón García, Ramontxu, el histórico presentador de TVE, ha encendido las redes sociales con sus manifestaciones en torno a un tema que parece una cuestión de estado: La vuelta del concurso Grand Prix, en el que equipos formados por ciudadanos de diferentes localidades competían en una serie de pruebas entre las que destacaba, indiscutiblemente, la de la famosa vaquilla. El show vivió su etapa dorada en la pública española entre 1995 y el 2005, con el bilbaíno al frente, y no hay día en el que sus nostálgicos seguidores no exijan su vuelta a la parrilla. "Pues va a ser que no", que decía el anuncio. Y es que no porque, cómo dijo el de la capa en una entrevista en Castilla-La Mancha Televisión, "las televisiones tienen miedo de los animalistas".

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"Las vaquillas se cuidaban perfectamente, venían en sus camiones, tenían su corral apropiado y nadie las tocaba", continuaba García, que obviamente no considera maltrato el utilizar un animal para el disfrute de los espectadores. Eso es un cuento "sensiblero". La defensa nos suena y mucho de la que hace el mundo taurino respecto de las corridas de toros. Y para redondearlo, el presentador cree firmemente que los animales están sobreprotegidos frente a los humanos: "Nadie preguntó por si las personas que se llevaban los golpes de las vacas tenían a alguien que las cuidara. Nos pasamos de vueltas y pensamos más en los animales que en las personas". Unas palabras que han polarizado a la red.

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Parece que los "peligrosos" animalistas (en la cola de la lista de fascistas de Arrimadas, después de catalanes, vascos, la izquierda, el colectivo LGTBIQ...) nos han ahorrado del triste espectáculo de ver animales encerrados y convertidos en "bufones" televisivos primero, y de recuperar un programa que, para ser sinceros, no era ni tan bueno, ni tan divertido, ni siquiera original. Toda la originalidad era darle el espíritu "cañí" de los preliminares de la "fiesta nacional". Y de caspa, ya tenemos suficiente en la tele actual. No hace falta más.