El prestigio periodístico hay que ganárselo, sí, pero sobre todo lo tienes que defender cada día. Está muy bien colgarse la medallita de ser el medio más riguroso, fiable i objetivo, pero sólo tiene valor si el ejercicio más elemental de la profesión, contrastar informaciones y fuentes, se lleva a cabo de forma escrupulosa y sin maniobras extrañas por debajo de la mesa. Cargarte la credibilidad conseguida durante décadas y reflejada en premios tan importantes como los Pulitzer es un juego de niños. Es frágil como una figurita del cristal más fino y trabajado de Bohemia, y evidentemente no ha soportado la bajeza del artículo del New York Times sobre la trama rusa del independentismo catalán. Un escándalo al que Pilar Rahola dedica un vídeo imprescindible para entender qué ha pasado y, sobre todo, quién ha estado implicado en esta historia.

Artículo falsifico trama rusa independentismo New York Times

El artículo basado en fake news del NYT sobre la trama rusa del independentismo catalán / New York Times

El texto del 3 de septiembre titulado "Una pareja de espías del Kremlin, una sospechosa misión en Moscú y agitación en Catalunya" afirmaba categóricamente que el presidente Puigdemont, su entorno y Josep Lluís Alay habían establecido contactos con la inteligencia rusa a fin de que ayudaran en el proceso independentista y a desestabilizar Europa. Una información muy potente sobre el papel, claro. Hablando de papeles, esta teoría se fundamentaba en un supuesto informe de 10 páginas de los Servicios de Inteligencia Europeos confirmado por dos funcionarios españoles. Un informe inexistente, falso e inventado por alguien con intenciones typical Spanish: mentir y difamar al movimiento independentista de Catalunya.

Foto de archivo, Eurodiputado Carles Puigdemont, ex-presidente de Catalunya - Efe

El president en el exilio y eurodiputado Carles Puigdemont / EFE

Un extremo, este, confirmado por Josep Borrell, Alto representante de la Política Exterior de la UE y declarado antiindepe socialista, a preguntas de Puigdemont, Ponsatí y Comín: "El centro de Inteligencia de la Unión Europea no es el autor del informe ni sabe quién fue el autor ni tiene ninguna responsabilidad". A pesar de esta rotundidad, Rahola recuerda que "el Parlamento Europeo aprobó una moción del Partido Socialista instando a investigar las relaciones del Kremlin con el independentismo catalán. Moción que fue aprobada, aunque, oh sorpresa, ninguno de los socialistas alemanes votó a favor. ¿Tenían quizás información?". La escritora lanza esta pregunta al aire: "¿Esto surgió de la maquinaria de fake news del Centro Nacional de Inteligencia, o del Ministerio de Exteriores?"

Josep Borrell EFE

Josep Borrell / EFE

Este episodio hace que Pilar pase lista y señale a TODOS, en mayúsculas, los cómplices de la difusión de un bulo como una catedral. No se deja ninguno. El primero, el diario norteamericano: "¿Dónde está el prestigio del New York Times, gran referente del periodismo internacional? ¿Se dedica a publicar fake news basadas en informes falsos para hacer agitación política contra el movimiento independentista catalán? ¿No investiga? ¿O aceptó formar parte de una conspiración española? ¿Responderá, hará una rectificación? ¿Pedirá disculpas por difamar a los líderes catalanes, o piensa callar?". La prensa española tampoco se zafa de su responsabilidad, incluyendo la catalana. "¿Desmentiréis o todo quedará en letra pequeña y menuda?". Ahora bien, la crítica más desgarradora la dirige a los representantes y partidos políticos que han intentado sacar réditos: "Los que construyeron parodias como Carrizosa, ¿están ahora callados? Y peor todavía: el líder de ERC, Oriol Junqueras, y algunos de los suyos que lo dieron por bueno: ¿también se disculparán? ¿O como todo vale no hay que disculparse de nada?".

La frase final es lapidaria. "Como la paciencia es infinita, aquí estamos esperando".