Los viajes a Moscú del jefe de la oficina de Carles Puigdemont, Josep Alay, se han convertido en protagonistas de un reportaje en The New York Times en que se recogen las tesis del juez del caso Volhov, Joaquín Aguirre, sobre la vía rusa de la financiación del procés.

El reportaje del NYT hace una detallada descripción de los viajes de Alay a Rusia, que incluyen entrevistas con Andrei Bezrukov, exagente de la inteligencia rusa que ha inspirado la serie The Americans sobre una pareja de espias rusos en los Estados Unidos durante la Guerra Fría. Alay ha traducido el libro autobiográfico de Elena Vavilova, la esposa de Bezrukov y coprotagonista de la serie, tal i com él mismo ha explicado en Twitter.

Por contra The New York Times, no recoge el hecho de que el fiscal ha desmontado los argumentos del juez para pretender investigar ningún vínculo de financiación irregular de origen ruso. Igualmente, la Fiscalía ha rechazado otro de los fundamentos del reportaje, que se pueda probar la vinculación de todo ello con Tsunami Democràtic a pesar de la pretensión del juez de enviar esta pieza a la Audiencia Nacional. El relato del diario se circunscribe al informe de la Guardia Civil y a un informe de diez páginas de inteligencia europea que contiene.

Asesinos a sueldo

Para contextualizar los hechos, el diario recuerda que ni la UE ni los Estados Unidos apoyaron al referéndum independentista, pero en cambio afirma que en Rusia sí se abrió "una puerta". Aseguran que esta vinculación se enmarcaría en la estrategia de Vladimir Putin de promover inestabilidad en Occidente y recogen el argumento del juez, que el fiscal ha tumbado explícitamente, de intentar equiparar esta situación con una operación de financiación ilegal de la Liga Norte por parte de Rusia.

El diario enmarca todo en una "guerra híbrida del Kremlin contra Occidente", con propaganda, desinformación, financiación secreta, ataques informáticos y asesinatos a sueldo, para erosionar la estabilidad de los adversarios de Moscú.

Melena de Beatles

A pesar de estos prolegómenos el NYT admite, sin embargo, que no está clara la supuesta ayuda que del Kremlin al independentismo ni tant solo si ha existido realmente.

Igualmente, recoge que las autoridades españolas sostienen que un grupo militar ruso relacionado con golpes de Estado, Unidad 29155, fue a Catalunya alrededor del referéndum, pero admiten que "España no ha presentado evidencia que hayan tenido un papel activo".

El texto, donde se describe a Puigdemont como un experiodista con melena al estilo de los Beatles, explica una serie de viajes de Alay a Moscú, algunos de los cuales el director de la oficina situa entre los contactos que mantienen por todo el mundo mientras que otros niegan que se hayan producido.

Net espía KGB

Entre estos contactos que se consideran como sospechosos hay un periodista, Yevgeny Primakov, que aparece descrito como nieto de un espía del KGB, que entrevistó a Puigdemont y que, posteriormente, fue designado responsable de una agencia de cultura del gobierno ruso, lo cual Alay valoró positivamente en un mensaje.

Alay iba acompañado en estos viajes de Alexei Dmitrenko, un empresario ruso casado con una mujer catalana, al cual en el 2019 se le denegó la ciudadanía española, a raíz del sus contactos rusos, según el ministerio de Justicia.

El informe de la Guardia Civil en que se sostiene la información del NYT recuerda que meses después de todo ello surgió Tsunami Democràtic. Además, tres días después de la ocupación del aeropuerto de El Prat por parte de Tsunami Democràtic, Alay y Dmitrenko se reunieron dos rusos en Barcelona, Sergei Sumin, miembro de una agencia que supervisa la seguridad de Putin, y Artyom Lukoyanov, hijo adoptivo de un exconsejero de Putin. Aunque admite que el informe de la Guardia Civil no aporta ningún detalle, el texto concluye que hablaron del movimiento independentista.

También el abogado de Puigdemont, Gonzalo Boye, aparece en los viajes. Viajó a Moscú, según el informe y se reunió con un personaje que se describe como miembro del crimen organizado ruso, Vasily Khristoforov. La razón argumentada por el abogado es que lleva desde el despacho profesional asuntos relacionados con los casos judiciales de Khristoforov.

 

En la imagen principal, el jefe de la Oficina de Carles Puigdemont, Josep Alay / Carles Palacio